Ultimos días en Varsovia. FIN

24 02 2009

Caramba, menudo viaje el de Vilna y Riga. Es una pena que el informe se limite a Varsovia, de lo contrario tendría páginas y páginas escritas sobre Berlin, Praga, Estocolmo, Londres y estas dos últimas ciudades (como se nota que le empiezo a coger el tranquillo a esto de fardar de los sitios en que he estado). Y como me ciño al término de Varsovia como ciudad lo unico que puedo decir es que llegué a la estación de autobuses a las siete y media de la mañana tras casi once horas de viaje intentando dormir en los asientos posteriores de un autocar que salia desde Riga. Llegamos a la parada de atubuses que no era Centralny, asi que tuvimos que coger un autobus de los normales. La mayoría de la gente, como eran todos de Radomska cogieron un mismo autobus, mientras que Javi y yo nos quedamos a esperar. Por fortuna, habia un bus que me llevaba directamente a casa, asi que en cuanto vino me despedi de Javi diciéndole que me llamara si salía aquella noche. Una vez en casa me encontré una nota de la marquesa diciendo que había puesto toda la comida que Ana y André habían dejado y que podía comer lo que quisiera de ahi, también que había comprado un tubo nuevo para la ducha y que como los otros dos se habian ido antes nos tenñiamos que repartir el precio entre ella y yo y también me dejó un nada alentador mensaje de que mantuviera la casa limpia porque vendría una nueva inquilina (pero no decía quién, ni cuando, ni porras). Después de eso lo normal habría sido ponerme a dormir y recuperar el sueño, pero enchufé el ordenador y me puse a ver series y a ver si encontraba gente con la que hacer planes. Revisando el Facebook resultó que una compañera de piso de Natalia decidió meterse a mentora y su Erasmus era la chica que se vendría al piso, sin embargo, no sabía qué hacer con ella porque la marquesa era la única que estaba en el piso esa semana y estaba desaparecida (más tarde me enteré de que estaba de vacaciones en Poznan con su novio, ero eso ahora no viene al caso), lo importante es que sabiendo el follón de inquilinos que se le venia encima se habñia marchado sin decir nada y dejando a la gente colgadas. la preocupación de la nueva mentora recayó pues en el otro que quedaba en el piso, o sea, yo. Y no me expliqueis como, el lio que se monto por e-mail fue de órdago. La nueva mentora estaba buscando la ayuda de Natalia para contactar con la marquesa. Natalia, desde su pueblo, comprobaba qué hablábamos la nueva mentora, Kasia, y yo. No sé cula de las dos consiguió contactar con la desaparecida. Entre tanto conseguí chatear con Natalia, que seguía en su pueblo y andaba precocupada claro está porque no se sabñia nada de la amrquesa y los nuevos inquilinos estaban empezando a llegar y no tenían lugar donde quedarse. El caso es que lo que si estaba claro, como luego me enteré, que el lunes a las seis y media de la mañana vendría la Erasmus de Kasia y yo tenía que estar en casa para abrir la puerta porque de la otra no se sabía nada. También aproveché por la tarde para quedar con una de las polacas que habñian venido al viaje de Londres organizado por el profesor de British Studies, una morena alta y delgada llamada Victoria. Fui a buscarla a Centrum, cerca de donde trabajaba y como hacía mucho frío nos fuimos después a un Starbuck cercano donde comenzamoz a hablar cada cual de sus cosas: el sitema educativo, las expectativas de futuro, España y Polonia. Durante las dos horas que estuvimos hablando no podía dejar de pensar en todas las veces que, durante el viaje a Londres, me dio la sensación de que me hacía ojitos, incluso después de haberme enseñado la foto de su novio (que espanto de hombre, por cierto) en un bar londinense. Yo dejé caer en la conversación que el piso estaba vacío, aunque no me sorprendió que la otra no reaccionara en absoluto o se hiciera la sueca y hablara de que por la tarde su hermana la habñia pedido ayuda para la mudanza. Hubo un momento en el que el novio le llamó y, tras colgarle me dijo que sospechaba, que era muy celoso y que tras cinco años juntos no se acostumbraba a que ella saliera algun dia con amigos que él no conociera. (Ahora en serio, disculpadme si os ofendo, chicas, pero ¡¿que clase de tía dice eso si no está tirandole los tejos a alguien?! Tal vez sea novato en estas cosas, pero que me aspen si en esos momentos no se le cruzaba El sábado por la noche era el cumpleaños de una valenciana llamada Belén (si os suena el nombre es porque era la española con la que Ana, mi compañera de piso, compartía habitación en la residencia Sarna durante el curso de polaco de dos semanas) y, aunque cada cual iba a ir a su bola y a hacer algo antes, todos se acabarían encontrando en el Filosoficna. Yo conseguí quedar con Bárbara y Silvia, pero en el último momento, cuando ya estaba a punto de coger el tranvía en la parada, me escribió Silvia un mensaje diciendo que lo cancelaban. Asi que ya quee staba en la calle llamé a Javi, por si no tenía algun plan que se viniera conmigo. Desde un pirmer momento sabía que si Belén hacía alguna cena o algo similar antes de ir a la discoteca invitaría a Javi con toda seguridad, pues ambos se conocieron en la residencia durante las dos semanas del curso y se habían hecho buenos amigos, por eso le dije a Javi que me llamara si salía. Lógicamente Javi no me llamó y cuando descolgó su teléfono se notaba ruido al fondo. Logré ir derivando la conversación haciendo preguntas inversas hasta saber que estaban cenando en un restaurante que no era Sarna y, dado que hubo oportunidades suficientes para que me invitara a unirme, pero no la hubo, deduje que nadie me quería por alli. Siguiendo la conversación Javi me recomendó llamar a LuisMi y Jacobo, de Radomska que pensaban salir, sin duda con la intención de deshacerse de mi y seguir cenando. No se lo puse dificil y me despedí de él poco después. LuisMi estaba apunto de salir a tomarse unas cervezas con nosequienes, polacas con toda seguridad, y me dijo que llamara a las chicas. A estas alturas yo ya me encontraba a medio camino de Radomska. Haciéndome el despistado, pero con referencias evidentes a lo que pensaba hacer cada cual, me invité diciendo que si aun estaba a tiempo de apuntarme a lo que fuera que se fuesen a apuntar ellas y asi fue como acabé saliendo de Radomska con ellas de camino a la residencia de MariFeli, que estaba por ahi cerca, que tenía la habitación libre porque su compañera coreana no estaba aquella noche. Y compramos unas cervezas de camino para el rato que íbamos a estar antes de salir al cumpleaños de Belén. Asi que alli en la habitación nos pusimos inevitablemente a cotillear sobre los nuevos inquilinos de Radomska. Y una duda nos asaltó: a punto de que se fuera la anterior compañera de habitación de Isa, Timi de ungría, Natalia formuló una pregunta al aire «¿te imaginas que tu nueva compañera sea turca?» y nadie le dio importancia, hasta que Isa regresó de nuestro viaje y se encontró con una compañera turca. ¿Casualidad? De ahi pasron a hablar de la confianza que tenía Natalia con la «repartidora de habitaciones» de administración y era más que posible que Natalia sugieriese a la estudiante entrante de Turquía como compañera, porque total, a los de administración les daba igual donde durmieran los nuevos Erasmus mientras ocuparan su plaza en el dormitorio. Asi que era más que probable que Natalia hubiese sido quien decirdiera la nueva compañera de Isa. Y por esa misma regla de tres, según Inma, la marquesa no estaba en Radomska a pesar de su insistencia, porque Natalia no debía querer tenerla cerca. Después de eso nos pusimos a escuchar música chorra y les puse la acanción de Indeleble, de los Peter sellers, que desde que la canté en Riga les había gustado. Allá por la medianoche, cogimos un autobus nocturno y nos fuimos a Centralny con la intención de coger un taxi desde allí e ir a Philozophichna donde se iba a ecnontrar un mogollón de gente (aunque al final tampoco fuimos tantos). Total que el ambiente estaba bien allí y, como esta vez la proporción Erasmus era más baja de lo habitual, la mayoría de los nativos deambulaban sin temor. Una vez saludé a todo el que podía conocerme, empecé a dar vueltas en pos de una buena presa (entiendo que este tipo de expresiones pueda parecer ofensivo para algunas lectoras, pero deben ponerse en mi lugar, el tiempo se me estaba acabando y solo tenía cuatro días para cumplir mi principal objetivo del Erasmus) y, tras intercambiar algunas palabras con Inma acerca del propósito de la noche me acerqué a una polaca alta que estaba un tanto sola. Han pasado ya casi seis días desde entonces y mi memoria no es tan buena, asi que me disculpo si no recuerdo los detalles con la precisión que me caracteriza. El caso es que después de estar bailando con ella, vino una de sus amigas a buscarla diciendo que estaba cansada y que se iba ya. Malditas amigas entrometidas. Una menos. Ya que me había quedado igual que al principio, me acerqé a la barra a pedir una cerveza. Alli me encontré con Jambry y Mónica, que se encargó de recordarme que le pasara las fotos del viaje a Praga, asi que le pedí un boli al camarero y me escribí en el brazo que el miércoles por la mañana le llevara las fotos a Mónica a su residencia. Ya ha pasado casi una semana y las fotos siguen en mi ordenador, ahora estoy en Madrid y no se las puedo llevar, pero como la otra tampoco a dado señas de preocupación pues como que me importa menos. Tras eso, volvi a mezclarme con la gente y hubo una muchacha que se chocó conmigo, imagino que a porpósito con la intención de llamar mi atención, pero estaba bailando con una amiga suya y, a pesar de las miradas que nos lanzábamos, no parecía dispuesta a dejar a su amiga de lado. Aguantando el tipo en los alrededores, balanceándome al ritmo de la musica que sonaba y habalndo con los españoles que había a mi alrededor, noté que un polaco se acercaba a la amiga de la que me había empujado y se me ocurrió intentar separarlas. Haciendo como que me estaba presentando, le dije al polaco que las separásemos de forma que cada cual se fuera con la que le interesaba, a lo que aceptó con mucho entusiasmo. He de decir que la estrategia surtió efecto y, en pocos segundos yo ya estaba solo con la polaca del empujón quien, de vez en cuando, alzaba la mirada para buscar a su amiga. Afortunadamente el otro tipo cumplio con su parte y la alejó lo suficiente, pero por si acaso lo que yo hice fue girarnos sutilmente, de forma que yo estuviera de espaldas a la pared y ella, mirándome a mi, solo pudiese ver ladrillo detrás mio y, de esa forma, si quería tener un mínimo de compostura, no podría girar la cabeza disimuladamente para buscar a su compañera, si no que debería girar el cuello entero y, en ese caso, yo podría percibir inmediatamente que la estaba buscando y podría distraer su atención cogiéndola de la mano o hablándole al oido. La cosa parecía funcionar a las mil marvillas, hasta que de la nada apareció la amiga diciendo que se iba y la otra, por no quedarse sola, se fue con ella. Lo sorprendente fue que la amiga se estaba yendo con el polaco que la había separado de la otra. Vivir para ver. Asi que nada, otra vez me quedé tal y como empecé. Igual que antes, me puse a ver si hablaba con alguien o algo para pasar el rato. En una de estas, me acerco al escenario y veo a una chica que antes me había echado un ojo sentada, si que la saco a bailar y parece que la cosa funcionaba. Al principio, cada vez que arrimaba mi cara a la suya la chica se echaba un poco para atrás, seguramente temiendo que la besara, pero cuando se percató de que no pensaba hacer eso (de momento), cogió confianza y hubo un momento, ya casi al final, donde llgué a juntar nuestras narices y ella me miró expectante. Pasados unos minutos la veo que jadea y la digo que si quiere sentarse. Desafortunadamente habla en francés, ya ves tu que mala suerte la mia, para una polaca que no vienen a recogerla va y resulta ser franco-parlante. En el momento en que nos sentamos ya noté que la cosa no iba a mejorar, asi que me centré en mantener el nivel de la conversación tan buenamente como pude (habida cuenta de lo poco que he hablado el francés desde que acabé la secundaria). Llegó un momento en el que carraspeó y se me ocurrió invitarla a un chupito de kamikaze, esperando que el poco alcohol que lleva me pusiera las cosas más fáciles, pero de nuevo me equivoqué y a pesar de que después de eso seguimos bailando y me acerqué a ella como no lo había hecho con ninguna otra antes, cuando regresamos al area de sofases a recuperarnos de tanto movimiento, la chica encontró a una amiga suya, con quien hasta entonces no habia cruzado palabra ni la había mencionado, sentada en uno de ellos y poco menos que dando una cabezadita. La muchacha empezó a hablar con ella imagino que lo tipico: decidir si se iban o se quedaban y yo, harto de quedarme siempre mirando la animé a que se quedara, me preguntó que por qué y todo lo que recuerdo fue que me dejé caer por el respaldo del sofá y responderle que haría cualquier cosa con ella. Se lo repetí de nuevo cuando dijo «¿que?». La amiga la miró como diciendo que podría replantearse la noche, que a ella no le importaba volverse sola, seguramente consciente de mis encantos, pero la polaca franco-parlante no estaba muy segura. Decir aquella frase no fue un buen curso de acción y aunque me doy cuenta ahora, no me extrañé cuando al final se quiso despedir y se fue con la amiga. Total, que la noche se pasó casi sin darme cuenta y no llegué a ninguna parte. Ya estaban cerrando el local y la gente pensaba irse al Luzztro, algunos andando, otros en autobus. Ya que habia gente que iba a ir en autobus me fui con ellos, pues no planeaba pagar entrada en el Luzztro para no encontrar a ninguna moza que estuviese sola, y es que tras mis breves incursiones en ése sitio llegué a la concluisón de que allí solo iban los que no tenian ganas de irse a casa y seguir bebiendo a pesar de que no había ni buena musica ni chicas guapas. Ya casi llegando, salió el tema del cumpleaños de Belén, Javi iba con nosotros y no pude evitar que mi característico sarcasmo saliera ala luz y acabara explotándome en las manos cuando finalmente él me dijo las cosas claras, y es más que probable que sobreactuara, pero Javi tenía razón: si Belén le había invitado a él a la cena de su cumpleaños en el restaurante donde le pillé a principios de la noche, no tenía motivos para llamarme si Belén no le dijo nada. Llegado a ese punto, por fortuna, se bajaron del autobus y se fueron al Luzztro mientras que yo continue con mi habitual transbordo de autobuses hasta llegar a casa.

A la mañana siguiente, me desperté con dolor de cabeza, sin duda, rescoldos de resaca, y lei un mensaje que Javi me envió una hora después de dejarles en el autobús. Razón no le faltaba al reprocharme mi actitud y le respondi como pude, en otro mensaje, disculpándome y explicando el por qué de mi reacción. No era la primera vez que alguien me dejaba de lado tras haberle pedido encarecidamente que no lo hiciera, sin embargo, me sorprendió y me molestó que de todos los que lo habían hecho, él tambien fuese a ser uno de ellos. En fin creo que la situación se arregló tan buenamente como pudo. Por el facebook, me enocntré con Kasia, la compañera de piso de Natalia, que se había decidido a apuntarse al programa de mentores (¿ya he dicho esto antes? no estoy seguro, hace dos dias desde que escribi por ultima vez) y me recordó que a las seis de la mañana del lunes llegaría al piso junto con su Erasmus, una Lituana. Después recuerdo poco más de por la mañana y por la tarde. Sé que me fui a casa de MartArancha, que Javi si que me lo dijo por el facebook y me planté en su casa a eso de las diez, cuando la hora de la quedada era a lasa ocho (cada vez quedaban más temprano para procurar no molestar a los vecinos). pero no sirvió de nada, porque de nuevo yo fui de los primeros en llegar. Debí estar esperando lo menos quince minutos mientras se arreglaban, hasta que llegó un turco con alguien más. Intentando mantener la poca conversación que tenían (a decir verdad me intersaba más bien poco lo que me fuesen a decir), el turco se preparó algo que parecía estar mezclado con maría (nótese que está en minúscula y no estoy hablando de ninguna chica), lo envolvió en papel albal mientras me decía que si quería probarlo, y después cogió una botella de agua con dos agujeros en la parte baja, los taponó con las yemas de sus dedos, llenó la botella de agua, colocó el papel albal como tapón y lo prendió fuego. Por un sencillo proceso físico de presión, destaponó uno de los agujeros próximos a la base para que saliera el agua del interior de la botella, haciéndose el vacío en su interior y absorviendo el humo que se desprendía del tapón de lo que fueses que tuviera dentro el papel albal. En ése momento entraron Javi y Tiago (el exfollamigo portugués de Belén). Tras aquella parafernalia el turco me dijo que probara del humo y yo, por probar pues absorví un poco, total en Riga ya probamos una sisha de plátano, aunque esta vez el humo picaba más al pasar por la garganta y eso que la primera vez no cogí nada, para intentar calmar la mirada del turco que decía «¿ya está?» respiré una segunda vez de la botella, esta vez cogiendo más humo y finjí un profundo ataque de tos que me sirviera de refuerzo a la hora de decir «creo que ya está, no voy a tomar más». (Vale, es más que probable que el ataque de tos no lo finjiera, pero si es verdad que le eché todo el cuento que pude para disimular). Y allí se fue juntando un buen mogollón de peña, incluyendo a una italiana muy guapa que tiene el labio inferior de su boca tan gordo que para si lo quisiera la Jolie llamada Isadora. Intenté escuchar todas las conversaciones sin llegar a participar, prestando más atención a la cara de la italiana que a lo que se estaba diciendo. Yo creo que la italiana se dio cuenta de mi existencia una noche en que me dejé llevar por los efectos del alcohol y por aburrimiento me quedé embobado mirándo como bailaba subida a un sofá del Fillosofikna, esforzándome por que se fijara en mi, aunque fuese sólo para hablar con ella. Por supuesto que desde entonces no me había vuelto a ver, pero me dio la sensación de que me miraba más que de costumbre (aunque lo más probable es que fueran paranoias mías, no ocasionadas por el humo de la botella, sino de las que me monto yo solo. Seamos sinceros, con solo dos caladas uno no llega a ninguna parte aunque sea la primera vez que lo pruebe). En fin, que me lio con la belleza italiana y pierdo el hilo, no recuerdo a qué hora, pero seguro que antes de la medianoche, vino uno de los vecinos a protestar y tuvimos que salir del piso. La gente quería ir a Underground, próximo al piso de MartArancha, asi que nos pusimos en marcha, pero cuando llegamos resultó que había entrada restringida y no nos dejaron pasar. Nos pasó lo que pasa a veces en ela discoteca de que ati no te dejan pasar pero a otros que viene detrás si. Tras un buen rato empezaron a dejar pasar polacos adentro y tuvimos que meternos en el McDonalds de al lado para guarecernos del frío. Yo aproveché y me comí una hamburguesa. Tras llevar lo menos una media hora dentro, habiendo probado los italianos el pasar de uno en uno o emparejado con otras al interior de Underground, desistieron. Javi estaba tan cansado como yo lo estaba y le sujerí que nos fuéramos cada uno a nuestras casa porque la noche ya estaba perdida. Saliendo por la puerta del McDonalds, Isadora no llamó para que nos quedásemos ya que habían pensado en ir a otro sitio llamado Lemon. Asi que nos movimos todos hacia allí y entramos. No había un gran ambiente, y excepto tres o cuatro polacas tampoco es que hubiese más chicas guapas bailando solas. En pocos minutos, el grupo de los que acabábamos de llegar y que se mantenía en los bordes de la sala de baile empezaba a adentrarse hacia adentro, con lo que me podía acercar a las polacas danzarinas. Y entonces llegaron los chicos de Radomska, que hicieron otro grupo más en el interior de la pista de baile, alos que me sumé para tener una mayor perspectiva del panorama. Recuerdo hacer un intento por marcharme de alli antes de que la cosa se animara, pero fue justo cuando pasaba por entre medias del círculo que los italianos me hicieron que Isadora me llamó y me puso caras para que no me marchara. Con toda seguridad ella simplemente estaba siendo condescendiente conmigo, como ya he dicho, dudo que conociera de mi existencia como ser humano más allá de la noche en que me quedé embobado mirándola. Un nuevo Erasmus llegado a Radomska desde tierras germanas con los chicos de Radomska vio que pensaba marcharme y al ver que no me fui al final me pidió que le avisara cuando me fuese, tras hacer este primer intento por dar la noche por cerrada. La noche se pasaba. Dos polacas no hacían más que pasar de vez en cuando por el borde de nuestro círculo, la una arrastrando a la otra, pero sin dar muestras de interesarse por ninguno de nosotros. Luego otras dos polacas, más mayores y mucho más atractivas, irrumpieron dentro del círculo y empezaron a contorsionarse entre ellas para llamr nuestra atención, pero sin reaccionar a los comedidos intentos que hacían los de Radomska porque se fijaran en ellos. En esos momentos me di cuenta de que casi todos eran unos fantasmas que no parecían haberse comido más roscos que los que yo me había comido (bueno, tal vez solo uno o dos más) y que no me serían utiles a la hora de ligar con alguna. Pero aun así me estaba divirtiendo, en un arrebato de confianza me acerqué a Jacobo y le dije que me ayudara a separar a las que pasaban cerca nuestra, las dos primera polacas que he mencionado, la una que arrastraba a la otra. Jacobo me miró partiéndose de risa. Poneos en su situación, no era algo normal que alguien como yo un aficionado, un «yogurín» que llevaba en lo de ligar tanto desde que regresé en navidades, intentara explicarle a alguien como el, un gran seductor con un largo historial de polacas a sus espaldas (vale, esto ultimo tal vez no sea cierto, pero os esguro que esa es la sensación que a mi me daba), algunas estrategias para atraer a las chicas. Y de hecho su incredulidad me puso en evidencia cuando nada más pedirle su participación le faltó tiempo para decírselo a los demás, que aunque no le dieron mucha importancia, bastó para hacerme sentir mal. Se supone que debíamos cortarlas el paso y separarlas, pero para ello antes debía terminarse la cerveza. Jacobo me preguntó por que y le tuve que explicar la conclusión a la que he llegado tras pasar muuucho tiempo rodeado de chicas, siendo amigo suyo y sin llegar a ningun lado: en la escala femenina de valores, da exactamente igual lo macizo que está un tío, si le entra para bailar con ella llevando una cerveza o cualquier tipo de líquido susceptible de ser derramado, no le prestará atención, pues por encima de bailar con un tipo atractivo está la ropa que ella lleva puesta. No bailarán contigo a menos que alejes de ellas lo que sea que pueda mancharlas. Pero bueno, tanta litaratura fue en balde, porque Jacobo no dejó de tener sus manos libres de vasos de cerveza en toda la noche y al llegar las tres de la madrugada me fui del bar junto con el alemán de antes. Le indiqué donde coger su autobús nocturno para regresar al dormitorio y el tiempo que le quedaba y salió corriendo. Luego yo me fui a la parada de mi autobus y regresé a casa, que a las seis y media de la mañana venía la nueva inquilina del piso.

El lunes a las seis y media, se plantó Kasia con su Lituana, Agne. La marquesa no debía estar al tanto, porque tardó en salir de la cama para recibir a la recien llegada. Nada más ver a la marquesa, Kasia salió escopetada, nada extraño habida cuenta de las acaloradas discusiones que estuvieron teniendo a lo largo de la semna sobre la llegada de nuevos inquilinos antes de marzo. Como creo haber mencionado, la marquesa se había traido a su novio y, sin duda, buscaba algo de privacidad en piso para poder pasar tiempo con él o cepillárselo, a pesar de que mis continuas salidas la interrumpiera. Bueno, vayan ustedes a saber por qué, entre unas cosas y otras el tema de recibir a nuevos inquilionos antes de final de mes no entusiasmaba a la marquesa. El caso es que como pude le indiqué a Agne donde dejar sus cosas, donde estaba el baño y la cocina y me retiré a seguir durmiendo mientras la marquesa la dijera yo que sé. A una hora más razonable de la mañana, me levanté, me duché, desyuné y le dije a Agne que saldría hacia la universidad, y que la enseñaría el camino como se lo dije. Tenía que acercarme ala universidad entre otras cosas, para solventar mi certificado de estancia y el transcript of records que deberán enviar a mi facultad en España y por otro lado, Agne tenía que tramitartodo el pepeleo propio de los recien llegados. Cual fue nuestra sorpresa al descubrir que la Oficina de Relaciones Internacionales de la universidad estaba ocupada en esos momentos con le acto de bienvenida para los nuevos Erasmus y no podrían atendernos hasta despué de la ceremonia. Asi que omo pude aguanté el tipoo y armado de paciencia me tragué de nuevo la reunión de bienvenida. Esta vez el rector de nosequé facultad fue aplaudido por los estudiantes franceses cuando repitió el mimso truco de cambiar su discurso en inglés a francés, justo al final. Después de aquellas dos horas, la coordinadora me atendió y me dio todo los papeles, con Agne hizo lo mismo y, en vista de que se quería quedar a la excursion por los alrededores de la universidad, yo me fui a la embajada a cancelar mi permiso de no residente y a correos a enviar las postales de Vilna y Riga que todavía no habrán llegado a sus correspondientes destinatarios. Eso me llevó tres horas. Como Agne no tenia llaves del piso porque la marquesa no se las habia dado, yo tenia que estar al tanto de estar en casa cuando ella llegara para abrirle las puertas. Tras enviar las postales me acerqué a la universidad y no habia rastro de Agne, por lo que fui a casa pasando por Centralny para comprarle unos bombones a NAtalia. Por la tarde, a punto de salir hacia Radomska, de camino a la parada del tranvía, Agne me llamó para ver donde estaba, le dije que quería salir pero que la esparaía en casa. Tardó una hora en llegar porque de camino se había entretenido en un banco a cambiar sus litas por zlotis. Acelerado fui a Radomska a pasarle las fotos de Riga y Vilna a Isa y me tiré alli un buen rato. Natalia estaba dormida y nada más llegar le pedi a Isa un boli y papel para hacer una espcie de felicitación para acompañar a los bombones, y lo dejé todo encima de la silla que tenía Natalia a la cabecera de su cama. Tras pasar las fotos y ver algunos álbumes con las chicas, ya a punto de regresar a casa para que el casero me devolviera el depósito, Natalia se despertó y encontró la nota. Avergonzado, me disculpé por no poderla ofrecer algo más solido que un sencillo mensaje de agradecimiento escrito a boli en un folio (y es que, después de lo que me dio ella a nuestra despedida en el aeropuerto, me siento como un inutil). También hablé con Kasia sobre una posible visita para ver el piso de un francés que dormiría en mi cuarto (ella decía que tenía miedo de que la marquesa se engadara de nuevo si se lo pedñia a ella y por eso recurría a mi), convencido de que la sola idea de traer a alguien destrangis al piso sacaría a la aristocracia de sus casillas, acepté y la dije que se pasara a la hora de comer para después ir a comer a algun lado. Antes de marcharme confirmé de nuevo la quedada para cenar en el checo y regresé corriendo para ver al casero que vino a entregarme el dinero del depósito antes de irme. No llegué a contarlo todo cuando me lo dio y en vez de setecientos cincuenta zlotis resultó que solo me devolvió setecientos el muy hijoputa, pero para cuando me di cuenta de ello ya no pude hacer nada y total, los cincuenta zlotis eran casi menos de veinte euros. Asi que me arreglé lo que pude y, por el facebook, me dijeron que tardarían en llegar al restaurante porque se estaban arreglando y que les cogiera sitio. A partir de ahi ya fui sin prisas. A eso de las nueve la lituana Agne me dijo que se iba a la fiesta de bienvenida de los erasmus que anunciaron en la reunión de por la mañana y me tuve que esperar como cinco o diez minutos después a salir yo para evitar encontrármela en la parada. De camino al tranvía me acordé de que tenía que llevarle una cazadora a uno de los portugueses amigo de Ana y André que se la había dejado en el piso la última vez que fue a allí, asi que me di media vuelta, lo que me retrasó lo suficiente como para llegar al restaurante después de las chicas de Radomska y para cuando entré ellas ya estaban esperando para que ls dieran una mesa en lugar de ser yo quien la hubiese reservado, como me correspondía. El caso es que una vez nos sentamos en el restaurante y me fui a ver si encontraba al dueño de la cazadora, que me estaba esperando en alguna mesa con más gente, me encontré con que todo el mundo estaba allí: Javi y su compañero de piso Fran quien salia menos veces que yo, sentados con el dueño de la cazadora Franck y Tiago, de portugal ambos, Carlo y Josema con dos nuevos llegados aquella misma mañana, las italianas y los italianos de la noche anterior junto con MartArancha… y también estaban Silvia y Bárbara a quienes no veía desde antes de irme de viaje. Aprovechando que llevaba la ropa que compré con ella como asesora de imagen, le pdía a Bárbara su opinión del conjunto y dijo que no me quedaban nada mal, solo que la próxima vez tuviera cuidado de no mezclar las rayas de mi camiseta con los cuadrados de la sudadera. Después de aquella escursión saludando de mesa en mesa, regresé a donde estaba Natalia y las chicas y, asi se lo dije a ellas igualmente, comencé a darme cuenta de la cantidad de gente que conoci en Varsovia y loq ue les iba a echar de menos. No era un simple «hasta luego» completamente circunstancial y temporalmente breve, sino que para la mayoría de ellos iba a ser un «adios» triste y definitivo. Esto último no lo dije para no aguar la noche, pero en mi cabeza empezaban ya a rondar semejantes ideas y la melodía de Somewhere over the rainbow cantada por Judy Garland en la pelóicula de El Mago de Oz empezó a rondarme la cabeza y alli siguió hasta que me levanté el viernes por la mañana ya en Madrid y hubo desaparecido. Comimos el bistec de ternera empanado y nos hicimos unas cuantas fotos, en las que Natalia nunca conseguía salir decentemente a su parecer y, durante la sobremesa, Inma propuso el tema del reparto de alumnos en los dormitorios, siguiendo la linea de pensamiento que dejamos inconclusa el sábado por la noche. Natalia se defendia entre risas acerca de las descabelladas ideas que le decíamos acerca de que ella podría ser quien decidiera las habitaciones de los Erasmus entrantes y aseguraba que el hecho de que la compañera de habitación de Isa fuera truca no tenía nada que ver con su interés particular hacia un par de meses por conocer a alguien de Turquía. Sea como fuere, aquella fue una de mis mejores cenas en el checo, siendo superada por la recta final en la que Isa y yo tuvimos un ten con ten por ver quien era el primero en finalizar su filete y ganando ella por un par de segundos de ventaja. Tras la cena, nos pusimos en marcha para irnos al club 70’s donde la barra libre de cerveza llevaba abiert apenas media hora. Fuimos a la parada de tranvía y el que llevaba a Natalia a Radomska pasó primero, asi que nos despedimos de ella. Luego cojimos el 19 y llegamos hasta la discoteca. Aquello se llenó poco a poco de Erasmus, y aunque ya era la tercera vez que iba a allí, seguñia sin haber rastro de la encantadora Zofia, la muchacha rubia que se parecía a Sarah Chalke y que me consideró lo suficientemente gracioso como para darme un beso. Encontré, no obstante, al turco de la maría en mi camino hacia el cuarto de baño que me invitó a una raya de coca que rechacé tan educadamente como pude, siguiendo la tradición de sus antepasados comerciantes, su estrategia comercial consiste sin duda en «pruebe primero, cómpreme la mercancía después». Allí me despedí de todos cuantos me encontré, aunque era consiente de que les vería en otras fiestas antes de subirme al avión, pero por aprovechar que no quedara. Me despedí de Bárbara y Silvia, que salían al día siguiente en un viaje hacia Kiev que se llevaba planeando desde Navidades, al que muchos se habían apuntado y, del mismo modo, habían desistido en hacer por considerarlo demasiado caro. En el club también estaba Aurelio, segun me comentó Bárbara, a quien no veis desde mediados de enero, cuando regresó a España para terminar sus exámenes. Estuve un buen rato hablando con él y poniéndonos al dñia, y le dije que pensaba acercarme al casco antiguo al dia siguiente y que luego podría ir a su casa. Ahora mismo no consigo acordarme de con quién me fui del club 70’s, supongo que serían las chicas de Radomska, no lo sé, y tampoco tengo claro si me fui solo hasta la estación de autobuses, pero que quede claro que no es que no me acuerde por ir bebido, todo lo contrario, aquella noche pasé muucha sed, no lo recuerdo porque se supone que debería llevar el informe actualizado dia a dia y en lugar de eso tengo que hacer memoria ahora que ya estoy en Madrid. Me habría gustado poder ir a despedirlas, pero entre que no me quedó muy clara la hora a la que salian y la llegada del francés al piso, acabé con el tiempo justo.

Mis planes para el martes por la mañana se vieron cancelados por una bien merecidas horas de descanso. Pensaba hacer algo de turismo antes de recibir al francés, pero el cansancio me obligó a quedarme en la cama. Una hora nates de las dos, cuando llegaría Michel el francés que dormirá en mi habitación, me levanté y me adecenté un poco. Por el messnger me encontré a Toñi, que estaba en casa de Aurelio y pensaba quedarse por alli un buen rto, le dije que yo comería fuera, pero que podría ir a cenar con ellos, que llevaría una pizza. Michl llegó, desfortunadamente para entonces, ya no estaba la amrquesa en el piso y tampoco pude molestarla, eso si, le enseñé las peculiaridades de la casa y, a los poco minutos, salimos a la calle, yo preocupado por los minutos antes de que saliera el tren a Kiev. Quería despedirme de Bárbara en el andén, pero no hubo tiempo y, a pesar de todo, no llegué a tiempo. Una vez que estábamos en Centrum y desistí de llegar a Centralny porque el tren ya no estaría con toda seguridad, le pedi a Michel que me sacara una foto al lado del Palacio de Cultura (la torre Sekirei) y es que, tras cinco meses estando en Varsovia resulta que no tengo ninguna foto de ningun edificio emblemático de la ciudad, algo que pueda enseñar a la gente como prueba de que he estado en Varsovia. Tras la foto, sugerí que fuéramos a comer a un Kentucky Fried Chicken, pero por el camino pasamos delante de un Pizza-Hut que le llamó más la atención y, a pesar de que era más caro dije que no había problemas. Y asi e omo estuvimos hablando, casi todo el rato de cosas irrelevante o que no me interesaban. Entendedme, me iba a ir en dos días, no tenía especial interés en trabar amistad con él. Después de la comida, me despedía de él indicándole cómo llegar hasta Centralny y yo me fui a hacer turismo, o sea, a echar unas cuantas fotos para llevarme de recuerdo. Por el camino, pasé por el Sezam y compré una pizza congelada para llevársela a Aurelio, que su casa pillaba de camino al casco antiguo. Al llegar a casa de Aurelio me enocntré de nuevo con Bea, Maire y Lola, a quienes vi la noche anterior en el club 70’s, pero con quien apenas pude hablar. Tras comentarles mis planes de hacer turismo fugaz por la tarde, les dije que me pasaría por su casa para cenar con ellos y ponernos al día (la tñipica frase que se dice cuando no se te ocurre que decir para pasar más rato con la gente). Recuerdo que hasta Aurelio se emocionó cuando le dije que no había visto Cracovia y quedamos en irnos de viaje hasta allí por la noche y regresar a la tarde del sia siguiente, que como era un pueblo pequeño se veia enseguida. Aquella tarde visité todo lo que conocía que podría ser de gran importancia y, ya llegado al casco antiguo, mi cámara de fotos se quedó sin pilas y tuve que regresar. Pasé por Centralny y pedi el horario de trenes a Cracovia para los próximos dos días y tener algo con lo que empezar a hacer planes con Aurelio durante la cena. De camino a casa, compré una coca-cola y pilas para la cámara, para que estuviese plenamente operativa para el viaje a Cracovia. En el piso, me puse ropa de salir y meti en una bolsa la coca-cola, unas patatas fritas sin abrir que tenia en la despensa y un par de chorizos que me traje en Navidades y no tuve ocasión de gastarlos con la intención de dejarlos en casa de Aurelio. Mi política en esos momentos era: «si no puedo llevarlo de vuelta a Madrid que lo tenga alguien que lo sepa aprovechar en vez de la marquesa». Asi que tan contentos que se pusieron todos cuando aparecí por la puerta con semejante botín. El plan era cenar algo ligero e ir a Enklava, donde las chicas de Radomska (Ana, Isa, Inma y, vale ella no es de alli pero como si lo fuera, MarFeli) pensaban ir después de salir de la ópera aquella tarde, que habían ido a ver la Traviatta. Asi que hicimos cuentas para ver cuántos éramos, cuánta comida teníamos, hicimos las compras, vino el alemán que está ayudando a Aurelio a mejorar su inglés, cenamos todos juntos, bebieron todos juntos e intentaron emborrachar al pobre alemán. Hubo un momento en que la situación se le salió de las manos a Aurelio y acabó explotándole en la cara, me explico, quiso hacer una broma sobre el holocausto y se hizo un brazalete de papel con una estrella de David dibujada en la manga, ni que decir tiene que esto no le sentó nada bien al pobre alemán y por un momento me temí que Aurelio iba a tener que buscarse otro con quien mejorar su inglés. Afortunadamente, tras tranquilizar al alemán y explicarle a Aurelio las connotaciones que tenía lo que acaba de hacer los dos se tranquilizaron y, con un poco más de alcohol, conseguimos dejar el asunto apartado, hasta tal punto de que Bea nos terminó grabando con su cámara de video en un karaoke improvisado que Maire y Aurelio hicieron con un tema de Andy y Lucas. Tras todo eso ya nos habíamos hecho a la idea de que para hacer el viaje fugaz a Cracovia nos faltaba tiempo material, por lo que decidimos centrarnos en lo que estábamos. Después de semejante noche, ya era muy tarde cuando decidimos ir a la calle, excepto Toñi, que se quedó en el piso, importante dato para lo que viene después. A ninguno nos apetecía ir andando hasta Enklava, a pesar que de que está relativamente cerca pero en cuesta arriba, asi que nos cogimos un taxi. Me senti mal por dejar al pobre Aurelio cargando con el alemán cuando Lola, Bea y Maire pararon un taxi y me metí con ellos. Aurelio llegó luego sin problemas al bar, pero a su amigo alemán no le permitieron el paso y tuvo que retirarse. El caso es que dentro de Enklava ya nos estaban esperando MariFeli (esta muchcha se apunta aun batallón) e Isa (que ultimamente está imparable), que habían ido a allí después de la ópera y, tras dejar a Inma en la residencia porque la pobre no se sentia con ganas de salir aunque luego nos repitió, despues de que pasara lo que pasó que estuvo a punto de hacerlo pero las horas a las que sucedió la echaron atrás, se encontraron con Esther y una amiga suya que había venido a visitarla en el interior. Tras un buen rato donde lo mejor que hice era contemplar el espléndido panorama de polacas que se había ido a concentrar aquella noche en la discoteca mientras sostenía en mi mano un vaso de mojito que ya era prácticamente agua (si, no me parecía correcto iniciarme en la bebida y no probar semejante cóctel) Isa, no quiero menospreciarla pero era obvio que no tenía otro sitio a donde mirar habida cuenta de su estatura, detectó en el palco a un polaco conocido, pero como no estaba segura pidió consejo a MariFeli: «Oye, ¿no crees que ese tio de ahi arrriba se parece a…?» «Uy pues si, si que se parece pero no estoy segura, vamos a preguntarle a Bea». Bea acudió inmediatamente a la llamada y MariFeli le reformuló la pregunta: «Mira a ése tio de ahi arriba, ¿no crees que se parece a….?» (enfatizo porque ellas en ningun momento dijeron el nombre del personaje) «Si, si. Que coño, se le parece ¡es él! ¡Es Darek!» Y ahi fue cuando su nombre se pronunció por primera vez en la noche. A partir de ahi fue una locura, de los que érmos se le acercó primero Lola, que ya iba fina y, una vez captó su atención, los demás nos acercamos a hacernos fotos con él. Después de agasajarle salió corriendo, nosotros pensando que le habíamos asustado, pero luego nos dijo que había idoa dejar su chaqueta y a decirle a su chófer que se marchara porque iba a estarse más tiempo del previsto en el local este. Y aunque yo procuraba no acercarme a él, no por miedo, respeto o admiración como Lola (aunque lo suyo tenía más que ver con una irrefrenable atracción libidinosa) Maire y Aurelio no se despegaron de él en toda la noche. De vez en cuando Darek se arrancaba a bailar, rondando a Bea, del mismo modo que me muevo yo cuando me aburro y pienso que nadie me está mirando. Lola retrocedía cada vez que esto pasaba y yo la decía que se quedara firme, que mantuviera la posición por aquello de pasar el rato. Pocos minutos después, las chicas de Radomska y la amiga de Esther se retiraron. Una pena, porque en ése momento Darek decidió invitarnos y, aunque cuando me preguntó le dije que no quería probar nada esa noche, me miró como diciendo que no le dejara en mal lugar y le pedí que me ecargara otro mojito, muy bueno, por cierto. Mientras la camarera se ponia al lio de picar el hielo y machacar la menta (¿habeis visto? Solo he tomado dos y ya me sé la receta) le pregunté que él que estudió y me respondió que Educación Física, que la carrera le salio prácticamente gratis por sus buenas marcas deportivas y poco más, cuando me sirvieron el vaso dejé de prestarle atención. Cada dos por tres, darek encargaba chupitos de vodka para los seis que éramos, contándole a él. Yo me tomé por lo menos dos y asi seguimos hasta que llegó la hora de cerrar el bar y salimos a la calle, donde nos despedimos de él. Maire y Bea se fueron en un taxi deprisa y corriendo orque Bea no se sentía bien. Y cuando Aurelio, Lola y yo llegamos al portal en otro taxi, Lola devolvió todas las copas de la noche en el portal mientras yo le sujetaba la cabeza e intentaba cubrir el vómito con nieve para que los vapores no me mareasen, y la llevé a través del patio nevado literalmente a rastras hasta el ascensor porque ni ella se tenía en pie ni yo era lo suficientemente fuerte como para llevarla en brazos. Aurelio iba a su puta bola unos metros por delante. Arriba en el piso, la situación no estaba mejor, Maire y Toñi intentaban que Bea no se desmayara presa de un coma etílico. Y lola se agenció la segunda taza del váter. Todo aquello está muy confuso en mi memoria debido a la cantidad de cosas que pasaron en tan poco tiempo, pero si recuerdo no dejar de reirme entodo el rato. Viéndolo a través de mis ojos era un concurso por ver quién era el que mástardaba en echar la papilla. De momento la perdedora era Bea por devolver dos veces antes que nadie, en segundo lugar estuvo Lola tras verter todo el contenido de su estómago en el portal y luego en el segundo cuarto de baño, que permaneció libre por poco tiempo porque Aurelio pasó después quedando en cuarto lugar mientras Maire aporreaba la puerta pidiendo su turno. Pero a Maire se le pasó pronto el revuelto de estómago cuando vio que Bea apenas conseguia reaccionar a lo que pasaba a su alrededor y decidio, junto con Toñi, pegarle una ducha fría. Asi que junto con Lola se encerraron en el cuerto de baño y les quitaron la ropa. No quiero ni pensar en el mal rato que debió pasar la pobre Toñi, durmiendo tranquilamente hasta nuestra llegada y envuelta, con todo el lio, en una ducha helada que sacase a Bea del shock en el que estaba a punto de caer y manteniendo entretenida a Lola, que debió meterse también en la bañera, contando unicamente con la ayuda de Maire, que tampoco estaba en su mejor estado. Entretanto, yo intentaba tranquilizar a Aurelio para que se tumbara y durmiera y aguardé a la puerta del baño esperando que Toñi o Maire necesitasen ayuda con la sola compañía de los gritos de Bea cada vez que le daba el agua fria resonando a través de la puerta. A los diez minutos, Bea salio por la puerta sostenida por Toñi mientras Lola gritaba que no entrase nadie porque se encontraba en bragas. Esforzándome, guié a Bea hasta la cama y la tumbé, arropándola con la funda nórdica mientras no dajaba de temblar. No estaba la cosa como para andar cambiándola al pijama y tal, asi que la acosté on el albornoz puesto. Le acerqué el cubo porque seguia sintiendo la necesidad de devolver, aunque no echó nada. Intenté aprovechar que estaba boca abajo para retirarla el pelo y secárselo antes de que cayera dormida. En poco rato, después de ayudar a Toñi con Lola, llegó Maire, se tumbó con cuidado al lado de Bea, que ya estaba prácticamente dormida y me dijo que, como se sentia muy mal, que cuidase yo de Bea, que la quería muchisimo y que no podía encargarse más de ella. A los pocos segundos de tumbarse, Maire salio corriendo al cuarto de baño a vomitar, lo que le convirtió en el ganador de la noche al ser el último en devolver todas las copas que Darek le pagó. Es totalmente comprensible que tardara tanto en echar la pota si consideramos que, tras salir de Enklava, la emoción de ver a Darek se había difuminado dejando al cuerpo lo bastante tranquilo como para notar la cantidad nociva de alcohol en su interior y darle pie a expulsarlo. Maire estaba tan mal como los demás, ya mencioné que se aporreo la puerta del baño cuando Aurelio estba dentro, pero cuando vio a Bea en ése estado, se le pasó todo y, hasta que la situación con Bea no se hubo calmado, su cuerpo no encontró el momento para hacerle devolver.

A la mañana siguiente, ya casi a la hora de comer, la casa volvió a ponerse en marcha y, a medida que nos despertábamos y comenzaban a recordar la noche con Darek asi como los momentos posteriores, donde Lola no podía dejar de devolver, Maire no se tenía en pie, Bea yacía en el suelo con problemas respiratorios y Aurelio no se estaba quieto. Fue una mañana tranquila: mientras limpiábamos la casa Lola y yo, Bea intentaba recomponerse y Aurelio hacía la compra. Menudos espaguetis que nos comimos. Después de aquello, Lola me acompañó a comprarme una maletilla con ruedines en la que pudiera meter parte de mi equipaje. Un días antes había preparado todas las maletas y me di cuenta de que, al meter la funda nórdica y un abrigo en la bolsa de deprotes que me compré para llevar la ropa sucia en la época en que hacía la colada en Radomska y que pensaba llevarlo como equipaje de más donde meter lo que me comprara, aunque todo entraba dentro, la funda nórdica me hacía temer sobre la resistencia de las cremalleras de la bolsa y, ante la duda de que no llegase a aguantar todo el vuelo y se abriera en mitad de la bodega del avión desparramando todo su contenido, opté por comprar una tercera maleta. Como era una maleta de l estilo de las que llevan las azafatas podría pasarla como equipaje de mano y, al no haber control de peso sobre eso, lo llené de toda la ropa y cosas pesadas y dejé la maleta para el resto de la ropa y la bolsa de deporte para la funda nórdica, la almohada de plumas y mi chaqueta. Luego acabé pagando sobrepeso, pero bueno, no me iba a poner a rehacerlo todo en el aeropuerto a una hora de que saliera el avión. Después de aquello regresé a casa, me duché y metí lo poco que quedaba en mi despensa y en mi frigorífico en una bolsa para llevárselo a las chicas de Radomska. A decir verdad, me comi un bote de lentejas de esas precocinadas que me traje de España en enero como cena, pero luego aproveché y comi algo de fritanga con las chicas de Radomska, mientras Inma me contaba una y otra vez lo poquito que le había faltado para decidirse la noche anterior para ir a Enklava y haber tenido la oportunidad de ver a Darek. Antes de salir de su piso le dije a Aurelio que me acercaría sobre la cena para después ir a la fiesta Erasmus todos juntos, pero cuando Aurelio vio que se acercaba la hora de la cena y yo no estaba en su casa decidió llamarme y, al decirle que estaba con las de Radomska me dijo que me fuera con ellas, que tal y como tenian todos los cuerpos en su casa aquella noche ninguno de ellos pensaba salir. En cualquier caso le dije que me recojería temprano, por aquello de que a la mañana siguiente salia mi vuelo, y me acercaría por alli una vez más al menos para decir adios. Después de aquello, las chicas intentaron convencer a Natalia de que saliera de fiesta conmigo una última vez, pero se encontraba ocupada, preparándome una sorpresa par el día siguiente, ya me imaginaba que sería algo similar a mi cutre-tarjeta a boli que le di con los bombones aunque lo suyo, la verdad, tuvo mucho más mérito. También aproveché antes de bajarme al segundo piso, donde los Erasmus nuevos y los veteranos se encontraban bebiendo, calentando motores antes de salir a la discoteca, y le entregué a Natalia un bordado que mi abuela me metió en la maleta en septiembre para dárselo y que había estado guardado en un cajón hasta que, empaquetando las cosas, volví a verlo. Sentado en el rellano del segundo piso, mientras la gente se ponía a tono, me mentalicé de que aquella iba a ser la última noche que pasaría en Varsovia (llamadme sentimental, pero estas son el tipo de cosas que uno guarda en su memoria), y cuando le comenté a Inma como veia el panorama, se le escaparon algunas lagrimillas asi que cambié de tema tan habilmente como pude para evitarle cualquier suplicio a nadie. Finalmente llegó el momento en que nos pusimos en marcha y todos cojimos un autobús nocturno hacia Centralny. A decir verdad Centralny estaba un poco bastante a tomar por culo de la discoteca Zoo, donde se celebraba el evento y, como nadie sabía qué nocturno dejaba cerca de la puerta echaron a caminar sin esperar a que les hiciera ninguna sujerencia. Pasando por un lateral del Palacio de Cultura (de nuevo os repito, la torre de las sekirei) vi un llano con nieve, le di a Inma mi foto y le dije que me sacara una, mientras me dejaba caer y me ponía a hacer el angel en el suelo, cumpliendo mi primera ilusión con nieve. Desafortunadamente Inma no estuvo muy rápida y no conservo fotos de cuando me tiré al suelo, pero como es algo que todo el mundo deseaba en el fondo de su corazón, en cuanto me puse de pie y me sacudí la nieve que se me colaba por el pantalón en dirección al culo y recuperé la cámara, Inma, Grau y otro más me copiaron y se tiraron ellos también. De eso si que saqué fotos. Cuando llegamos a Zoo la lituana se recogía ya para casa, normal, pues eran casi la una y ella levaba desde las nueve y media de fiesta. Encontré a Michel, el francés que dormiría en mi cuarto. La italiana Isadora también estaba por alli. El alemán al que indiqué cómo llegar a Centralny el domingo también. Igor me reveló que él también era fan de alguna serie anime y aficionado a las series en general como despedida. Una pena, ya me dio la sensación desde el primer día en el curso de polaco de que si conseguía confraternizar con él lo suficiente habría conseguido entrar en el grupo de Radomska por el lado de los chicos, aunque en estos momentos no lamento para nada haberlo hecho gracias a Natalia y el grupo de chicas, es más, casi que lo prefiero de este segundo modo. Pasé unos muy buenos momentos alli, bailando con Isa, MariFeli e Inma por ultima vez. Javi me invitó a cuatro chupitos de kami-kaze, que es un coctail muy sueve y muy dulce, por si no lo he explicado antes. Más tarde Jacobo hizo lo mismo, con lo que me tomé ocho. Y a eso de las dos de la madrugada me despedí y salí a la calle en dirección al piso de Aurelio. Una vez más, caminando por la calle nevada la melodía de Somewhere over the rainbow acudió a mi cabeza y se mantuvo hasta que llegué al portal de su casa, entré el código para pasar, atravesé el patio, subí en el ascensor y abri la puerta del piso, que para mi sorpresa no estaba cerrada con llave. Me imagino lo que debio ser viéndolo desde el punto de vista de Aurelio. Estar sentado en la cama viendo el ultimo capítulo de Los hombres de Paco en el pórtatil cuando alguien llama a la puerta de tu abitación y le dices que pase pensando que es o Bea o Maire que se han levantado de la habitación de al lado, y encontrarme a mi en su lugar, todavía con la chaqueta puesta diciendo «He venido solo para despedirme por ultima vez. Adios.»A decir verdad estuvimos un buen rato charlando, mientras bebía agua para prevenir una posible resaca que me diera a la mañana siguiente. Pasé un buen rato, hablando en la cocina para no despertar a Maire o a Bea. Y a la media hora, a tiempo para coger el bus nocturno, me despedí definitivamente y bajé a la calle antes de que se me escapara el autobús, hice transbordo en Centralny y cogí el que me llevó a casa.Como me etaba meando dese que salí del piso de Aurelio, ya en la urbanización no me pude aguantar y me fui por la parte de atrás de los edificios para ponerme a mear. Con buen pulso y sabiendo que no se me acabaría la «tinta» cumplí mi segunda ilusión con nieve de escribir mi nombre con el chorro de pis. Al terminar le eché una foto a mi obra de arte  y después me subi a casa a dormir.

El jueves muy temprano me levanté y saqué mis cosas al recibidor. Me preparé un huevo frito y unas salchichas y me puse a desayunar. Natalia me envió un mensaje diciendo que tardaría asi que no la esperase para el desayuno. Seguramente se entretuvo al comprarnos unos dulces, y es que resulta que ése jueves era lo que alli se conoce como «el día de la grasa» y es tradicional regalar donuts. Me trajo tres a mi en una bolsa y otros tres para la marquesa, que se los dejó encima de la mesa de la cocina con una nota. Luego de eso, mientras me lavaba los dientes llamó a un taxi y bajamos a la calle. El taxi estuvo todo el rato dando vueltas intentando evitar los atasco de tráfico a través de párkings y callejuelas. Finalmente llegamos al aeropuerto y nos acercamos al mostrador de la compañía. Como ya preveía, tenía sobrepeso (y eso que no facturé la maletilla de azafato, como la llamo) y me excedía los seis kilos de la funda nórdica, la almohada y el abrigo, asi que tuve que pagar cerca de cincuenta euros para poder facturarlo. Mientras hacíamos tiempo hasta la hora de embarque nos pusimos a hablar, sentados en un banco: que si había cambiado mucho, que si he conocido a mucha gente, que qué dificiles son las chicas, que si siempre dejan caer en las conversaciones que tienen novio… menos Natalia. Ella nunca dijo nada. Gracias a mi capacidad para desviar el tema acabé llevando la conversación hacia donde quería. Es un hecho que he comprobado incontable cantidad de veces, desde que estaba en el instituto, en el momento en el que un tio se acerca a una tia y se pone a hablar, la tia dejará caer en la conversación de una forma más o menos directa o indirecta si ya está saliendo con alguien o tiene novio. Esto es algo que pasa con todas. Menos con Natalia. Cuando le revelé la información, llegamos a la conclusión de que debía ser una cuestión cultural, ya que la gente polaca no tiene a buenas hablar de su vida personal, mientras que en España sucede de forma normal, ellos tieneden a ser más reservados. No obstante y eso se me ocurrió tras despedirme de ella, las Erasmus francesas, italianas o alemanas también indicaban si había algun chico esperándolas en sus ciudades de partida… Solo puedo alabar la habilidad de Natalia de guiarme hasta una conclusión falsa pero suficientemente plausible y confortable como para mantenerme callado y luego ser capaz de desviar segundos después la conversación para no hacerme volver sobre el tema. Antes de marchar hacia la puerta de embarque, Natlia me dió un paquete plano y cuadrado. No me quedaba ninguna duda de qué sería: un cómic. Pero me dijo que no lo abriera hasta estar en el avión. Cuando pasé a la cola y empecé a dejar mis cosas en las bandejas del detector de metales nos despedimos y se dirigió a la entrada. Se dio la vuelta sólo una vez. En la sala de espera, aburrido y sin nada que hacer, abrí el regalo. Efectivamente era un comic. Polaco. Nunca lo había visto en la Fnac asi que debía ser relativamente reciente, tendré que mirarlo en internet. Pero lo más importante no era el comic en sí, sino el mensaje que Natalia escribio. Si, el mismo mensaje que estaba ensayando en folios sueltos la noche del miércoles, cuando los Erasmus estaban celebrando la bienvenida de los recién llegados. Aquella misma noche, después de ver a Natalia subiendo las escaleras, Isa, Ana y MariFeli subieron con la excusa de siempre: ir al cuarto de baño. Pensé que tal vez ayudarían a Natalia a redactar el mensaje o a firmar el libro para tener algun recuerdo de ellas, pero no dije nada. No fue asi. El mensaje era solo de Natalia, muy bonito, por cierto, y finalizaba con una reafirmación de su total desconocimiento sobre el mundo de la viñeta y los comic manga, hasta tal punto, decía, que se sentía avergonzada ante las sugerencias que el dependiente de la tienda de comics le hacía como posibles regalos. «Nunca entenderé esto del todo» decía. Después subía al avión, encajé como pude la maleta de azafato entre los asientos porque en el hueco de arriba no entraba, bañaron al avión en anticongelante y despegué de tierras varsovitas sabiendo que no tenía muy claro cuándo regresaría. Si es que regreso algún día.

Mi estancia en Varsovia ha sido, creo yo, de lo más edificante. He aprendido muchas cosas que no habría podido aprender de haber seguido con mi vida normal en Madrid. Aunque lo he pasado mal muchas veces, los pocos momentos buenos que he tenido me servirán para guardar un buen recuerdo de esta época. He conocido gente buena y gente menos buena, pero de todos he aprendido algo, tanto para bien como para mal. Y luego he conocido a gente insoportable que creo que ya sabeis quien es. Hay cosas que lamento haber hecho, por supuesto, pero lamento más las cosas que no hice en su momento, porque no tenía interés, me faltaba motivación y mil y una de las excusas que acostumbro a ponerme para no decepcionarme a mi mismo. Todavía tengo mucho por hacer y mucho por aprender.

Edito: este último informe ha tardado mucho más de la cuenta en publicarse porque comprende dos semanas (la que terminó tras el regreso del viaje a los paises bálticos y la semana del día en que me fui de Polonia), además desde que volví no he tenido mucho tiempo para redactar nada (como habreis observado, tampoco se ha publicado nada nuevo del Diario de a Bordo), he estado ocupado por aqui y por allá, haciendo cosas sin parar. Pido disculpas por haber dejado el blog tan abandonado, asi como por tan escueta conclusión a los informes de Varsovia. Lamento si algunas de las personas que he mencionado se toman a mal cualquier comentario o crítica que haya hecho, se siente, esto es lo que hay y es una opinión, la mía. Por todo lo demás, gracias por haber dedicado tiempo a leer los informes (tengo entendido que no es tarea fácil habida cuenta de lo mucho que suelo explayarme al escribir) y espero poder seguir contando con esos lectores en próximas entradas. Un saludo y ya nos veremos.





La gente del piso en Varsovia.

9 02 2009

Vamos allá una semana más. El lunes por la tarde quedé con bárbara para que me asesorara a la hora de hacer una compras. me explico, las cosas son baratas en varsovia, y mucho más en rebajas, asi que no quería dejar pasar esta oportunidad para renovar mi fondo de armario. Como imagino que muchos ya sospechareis, mi sentido de la moda está en ése lugar donde la espalda cambia de nombre, por lo que pedí ayuda a Bárbara, para que me asesorara. El resultado fue muy productivo. Aunque en un principio llevaba la firme intención de comprarme un par de pantalones vaqueros, al final la cosa se quedo solo en uno, un poco ancho y de botones en vez de cremallera, uno de pana marrón tambien ancho al estilo del que tengo de pana verde, una sudadera fina, una camiseta de manga larga de rayas azules muy a la mode y finalmente unos pantalones sencillos grises que me aprietan un poco pero es cuestión de darles de sí. Después de eso, Bárbara me invitó a cenr en su casa, y es que como media gente Erasmus de los que viven en los pisos se ha vuelto a España a hacer los exámnes de febrero, la casa de Bárbara y SIlvia no está tan frecuentada como de costumbre. Intentamos pedir unas pizzas, pero dada la barrera lingüística, al tercer intento decidimos comer unas patatas fritas y jamón que había por la cocina. Finalmente vinieron Nacho, Miguel, Mónica y Mari (que no Mary, ni María) y nos fuimos al club 70’s como la semna pasada. Alli nos encontramos con más españoles de Erasmus, aunque tampoco muchos porque, como ya dije, la mayoría está en España. Y asi se pasó la noche sin más novedad que la de ir saludando al personal e intervenir n las conversaciones dada mi incontinencia verbal. La buena noticia es que, a pesar de la barra libre, no bebí mucha cerveza aquella noche asi que podía darle a la sin hueso con quien quisiera con total impunidad ya que mis comentarios normales parecían los propios de alguien que se ha tomado demasiadas copas de más. Destaco también como principal momento de la noche, cuando ayudé a Bárbara a despegar un disco de vinilo de la pared y guardarlo en su bolso. Y ahora que lo pienso, tampoco estuvo mal el momento en que bailé con la islandesa que estudia japonés imitándola (si, estaba en la fiesta y como no tenía nada mejor que hacer la seguí el rollo aunque lo cierto es que a mi lado parece una camionera). Ya casi al final de la noche me encotré con Ana y André, que habían llegado un poco más tarde que yo pero con quiene no había tenido ocasión de hablar. A medida que la gente empezaba a irse, no me di cuenta de que Barbara y Silvia ya se habían largado, Ana y André parecían tener intención de recogerse. Asi que me fui con ellos. Ya era muy tarde para el servicio nocturno de transportes, pero muy temprano para el servicio regular de transportes, asi que fuimos andando hasta la Estación Central, para hacer algo de tiempo. Por el camino, hablando como quien no quiere la cosa, descubrí que no solo la marquesa me caia mal a mi, sino que también había tenido sus asperezas con Ana. Total, que riéndonos de la marquesa y comentando planes inciertos sobre salir a cenar a algun lado antes de que Ana regresara a Portugal o de su cumpleaños el jueves llegamos a Centralny con la intención de comer un kevab o algo, pero como estaba todo cerrado, al final nos cogimos un taxi y llegamos a casa.

El martes creo que estuve en casa todo el rato. Viendo series y hablando por el messenger, revisando el blog y haciendo tontunas en el youtube. Recuerdo que intenté ponerme a editar el video que grabé en nochevieja en casa de Armando comiendo buñuelos de nata en lugar de uvas con las campanadas, pero no pudo ser porque debió ocurrir algun error o algo cuando lo pasaba de la cámara al ordenador porque el vídeo no tiene sonido, asi que ya intentaré apañarlo cuando vuelva a Madrid. También sali a hacer la compra, nada serio lo justo para ir tirando.

El miércoles me acerqué a Radomska, que aburrido en el Facebook me encontré con Jacobo y me dijo que me pasara porque parace ser que tenian una fiesta de despedida de un húngara con quien no he tenido más que el placer de cruzar tres palabras («me llamo Héctor») porque al dia siguiente se volvía a su casa porque el Erasmus se le acababa. Llegué un poco tarde, pero en la puerta estaba Jacobo esperándome y Javi, que acaba de llegar. Dejamos los carnés en la recepción y básicamente lo que hicimos fue ir a la habitación de uno de los españoles y ponernos a ver videos en el youtube sobre la Hora Chanante. Cuando aquello se empezaba a poner aburrido, llegó Igor y nos dijo que bajáramos a la habitación de la hñunbgara que allí no habia ni dios. Asi que cuando nos movimos para allá, de uno en uno y poco a poco porque la gente debia tener cosas más interesantes que hacer que venir a despedirse de la rubia. El caso es que pasados veinte minutos nos congregamos en la cocina una buena cantidad de gente, la maoría italianos y españoles, y por ahcer conversación, los españoles se pusieron a hacer planes para la noche. Por lo visto con los que estuve viendo la Hora Chanante querían ir al Philosoficna, para variar, en cambio las chicas llevaban sus propios planes y querían ir a probar otro sitio, similar al Filosophizna pero en otro lado. Con tal de variar un poco me apunté descaradamente a ir con ellas, aunque andaban con prisas, pendientes de salir enseguida porque no pensaban salir de fiesta, simplemente a investigar. Habida cuenta de cómo estaba el plan, comencé a dejar caer en mis conversaciones co javi y los demás la posibilidad de ir con las chicas al sitio a l que fueran. En fin divagando divagando regresé a la habitación donde empezamos y conseguí convencer a Nico, que tiene más confianza con la gente de Radomska y desde luego mucho más gancho, para que nos fuéramos porque andaba él ya protestando de que a ué hora pensaba la gente salir. En fin, que gracias a eso pareció que el grupo se ponía en marcha, pero las chicas ya se estaban yendo para no perder el autobús nocturno y yo salí detrás de la última. Cuando quise darme cuenta estábamos corriendo por la calle de camino a la parada del bus que por poco se nos escapa. ¿Notais que me falta algo? Pues si, me olvidé de recoger el cerné de estudiante de recpción, el carné de estudiante que además es mi abono transporte. Al parecer detrás de las chicas solo iba yo. Supongo que cuando los demás vieron que no les daba tiempo ni a ponerse los abrigos porque ya estábamos corriendo bajando las escaleras se riendieron y lo dejaron pasar. Por cierto, que recuerdo haberme cruzado con Natalia segun bajaba las escaleras y decirla «Creo que te conozco». Después de bajarnos del autobús en Centralny cruzamos en dirección al sitio que habían encontrado en internet. Algunas se pararon a sacar dinero en un cajero y nos pusimos a buscar el lugar. No tardamos mucho en llegar puesto que era básicamente en linea recta. Por el camino pasamos por frente a la embajada de Marruecos ¡cómo me subió la moral! Mi casa del pueblo es más grande que la casucha que tienen, ja ja ja ja ja… En fin, volviendo a lo que decía, el sitio estaba bastante apagado, normal siendo un miércoles, pero parece que prometía. Nos pedimos unas cervezas y hicimos como que bailabamos. AL igual que la semana pasada en el klub55, en esta también estaban poniendo una película de época, una de Marlon Brandon en sus años mozos, aunque ya se acababa y la siguió otra más moderna, a color, pero con la misma temática de «joven rebelde llega a pueblo perdido en el desierto lleno de paletos que no le comprenden donde hay una muchachuela que suspira por él y al final acaba poniendo patas arriba las tranquilas vidas de los pueblerinos». Ésa no llegué a verla acabar. A todo esto yo seguía con mi primera cerveza como si nada, mientras las demás ya llevaban dos o tres o, en el caso de MariFeli, dos vodkas con Redbull. Una de las chicas, Anabel, se puso a hablar con una negra de portugal que era además la novia del que pone los discos en una discoteca (tambien conocido como disc-jockey, dj o el pincha por los más clásicos), al parecer llevaba tiempo ya en Varsovia pero no debía tener ucho amigos que hablaran portugués o español porque nos contó toda su vida desde su primer viaje a Polonia y para terminar nos habló de un supermercado donde comprar productos más occidentales (como aceite de oliva, lomo, o berberechos) y les dió su teléfono para que la llamaran (personalmente, me dio la sensación de que andaba un poquitín desesperada, pero no la culpo esta ciudad tampoco es para echar cohetes). Después de eso, cuando vimos que aquello perdía más fuelle del poco que tenía a eso de las dos y media (lo que se considera temprano), salimos a la calle. Inma preguntó al chaval que recogía los vasos de las mesas si había cerca otro sitio y éste le respondió que el bar Punk estaba cerca, un bar del que había oido hablar pero al que no me he acercado de momento. Siguiendo sus confusas indicaciones llegamos a la puerta, pero resultó que estaba cerrado. Asi que nos pusimos a callejear hasta encontrar un punto de referencia. Acabamos en la Plaza de la Constitución, cerca del restaurante checo y por los alrededores de mi facultad. Como era muy temprano, la decisión fue ir al Luzztro que tarde o temprano el resto de españoles se dejarían caer por allí cuando sus respectivas zonas de fiesta empezaran a cerrar. Asi que nos fuimos andando para allá con MariFeli repitiendo todo el rato lo mal que estaba llevando la borrachera. Yo no tenía intención de entrar a menos que no hubiera que pagar y resultó que por ser miércoles, la entrada era gratis. Asi que allí nos quedamos dentro, calentitos y haciendo tiempo hasta que el resto de la gente comenzara a llegar. Hubo un momento en que Inma, Ana y Anabel se pusieron a hablar de gente que conocía de vista y, como me perdía en la conversación me fui a donde MariFeli, que estab sentada, escribiendo un mensaje en el móvil todavía con el abigo puesto. Y es que parece ser que tenía frío y no acaba de enocntrarse cómoda, digo yo que estaría desenfriada por levantarse temprano para ir a un examen que le quedaba pendiente, el caso es que además le estaba llevando demasiado escribir el mensaje porque no atinaba a darle bien a las teclas de las letras de la que llevaba encima. Un par de horas después el Luzztro estaba ya lleno de gente, lleno de españoles y la cosa ya se estaba animando, sin embargo, después de tanto ir caminando y de llevar de pie sin hacer nada dentro de la discoteca ni se sabe yo ya empezaba a estar cansado y como veía que MariFeli también parecía tener intención de irse, me salí con ella, cogimos un tranvía y yo me bajé en Centrum para cambiarme de linea mientras ella seguía. Me desayuné un kevab en los subterráneos de camino a la parada y me lo ventilé antes de que llegara el tranvía.

El jueves era el cumpleaños de Ana, mi compañera de piso, que pensaba celebrarlo en el Filosofichna. Me desperté a la una, me levanté a las dos, a las tres ya estaba duchado y a las cuatro me puse a ver series (ya he empezado la quinta de Aquellos Maravillosos 70). La noche anterior escuché que en Radomska estaban viendo si la semana que viene, que es vacaciones aqui todavía, se iban a Budapest o algo y antes de irme del Luzztro le dije a Inma y a Javier que me avisaran con lo que fuera, asi que me abrí el facebook y el messenger que no se por qué me tarda como tres cuartos de hora en abrir, esperando encontrarme con alguien que me dijera algo y a eso de las cinco y media Inma me escribe diciendo que avise a Javi para encontrarnos todos los del viaje a Budapest en cebtralny y sacar los billetes. Me puse a ver un capítulo y se me olvidó avisar a Javier, hasta media hora antes de cuando habiamos quedado, cuando ya me estaba preparando para salir. En Centralny me encontré con MariFeli, que venía de la facultad y había llegado antes, luego llegaron los demás y ns organizamos en grupos diferenciando los que se ibana Budapest y volvían y los que después de Budapest queríamos acercarnos a Viena, también concretamos los días que íbamos a estar y organizar un poco cómo nos lo íbamos a montar. Al final resultó que tanto esfuerzo para nada, porque el precio de un billete individual sólo de ida con cama reservada (que son doce horas en tren que a ver quien es el que las aguanta despierto) salía por 551 zlotis y era excesivo según la mayoría de los que estábamos delante del mosrador con la taquillera mirándonos raro. Fue en el momento de ver si nos hacían descuento de estudiante que eché un vistazo a mi cartera para ver si tenía el carné cuando me di cuenta de que lo había olvidado en Radomska la noche anterior al salir corriendo. Como la gente pesnaba que era muy caro nos echamos atrás y buscamos alternativas, y sin pensar en nada, igor sugirió Lituania que era más barato por lo que él había visto. Asi que nos salimos de la oficina de venta y, como MariFeli llevaba el portátil, nos subimos a la planta de los restaurantes pensando que allí habría wi-fi, pero no pudimos conectar. Y a eso de las siete y media Igor dijo que se volvía a Radomska porque le había prometido a la húngara de la fiesta de anoche que la ayudaría a llevar las maletas hasta Centralny que era de donde salía el tren. Aproveché y me fui con él a ver si recuperaba mi carné de estudiante. Ya con el carné en la mano volví a Centralny junto Igor y dos más de Radomska, la hungara y sus tres maletas y la mochila de montaña que llevaba por equipaje. Como sólo habíamos tardado una hora en salir de la zona de los restaurantes y volver, pensé que quedaría alguien por allí, pero cuando me acerqué ya se habían ido todos, asi que me bajé al Carrefour a comprar lechuga y unos Ferrero-Rocher de regalo de cumpleaños para Ana y me volvi a casa. En casa solo estaba Ana, esperando a sus padres (que venían desde Portugal en una autocaravana a recogerla y, aunque se suponía que venían al dia siguiente, se habian adelantado a lo previsto), asi que le di los bombones y le pregunté por André. Al parecer André y la marquesa se habían ido a cenar al Pizza Hut y después iban a a casa de Javi, desde donde saldrían hacia el Filozophichna. Ana me dijo que si tenía prisa me fuera ya, pero yo tenía que cenar y cambiarme la ropa antes de salir asi que tenía tiempo. Ana tardó lo suyo en ir a busacra sus padres a la estación y a mi me dio tiempo a hablar con Natalia por el facebook. Al parecer ella tambien empezaba a estar harta de la marquesa, porque aquella tarde había ido a Radomska a hablar con ella y, como tema de conversación se estaba quejando (para variar) de véte tu a saber que cosa. El caso es que Natalia me dijo que lo de ser mentora de la marquesa parecía ser un error burocrático de la Oficina de Relaciones Internacionale de Varsovia, porque cuando Natalia se presentó voluntaria al programa de los mentores inicialmente le asignaron a mi y que luego, cuando la otra llegó de su curso intensivo de polaco en no sé dónde debieron confundirse y le dirigieron a Natalia para que la ayudara con cosas de fuera de la universidad. Esta semana has etsado llena de gratas sorpresas, en relacion con que nadie quiere a la marquesa. En fin, que después de eso llegó Ana (sus padres aparcaron la caravana en el parking de la urbanización) y salimos para afuera. Antes de ponernos en dirección del piso de Javi, Ana me presentó a sus padres, gente muy maja que me ofrecieron embutido de Portugal que era como lomo curado con un regusto a vino. Según estábamos hacinados en la caravana, Ana me metió en el abrigo un flan danone y unos bollos doo-whap. Después de eso, como ya se nos habñia escapado el autobús nocturno, cogimos un taxi para llegar al piso de Javi. El taxista se confundió y en vez de ponerse en dirección a la calle Vilanosca (paso de mirar en el mapa para ver cómo se escribe) se puso en direcció a la avendida Vilanosca. Menos mal que me di cuenta a los pocos segundos de subirnos y rectificó el rumbo (aunque no reinició el taxímetro) en cuanto se lo dije, que a pesar de que los taxis son baratos aqui no está la economía para andar haciendo derroches. En el piso de Javi estaban Leo, Nico y el compañero de piso de Javi, Fran, asi que nos pusimos a hablar ya pasar el rato hablando, Ana, André y Joana por un lado, de vez en cuando con Leo o conmigo y después la marquesa con Nico. Aprovechando uno de los los interludios en los que no participaba en ninguna conversación me tomé el flan danone. Pasado ya un buen rato a Nico le entraron ganas de salir y, como ya iba siendo hora de que la gente se encontrara rumbo al Filosofizna, nos pusimos en marcha. Alli dentro estaban cuatro de Radomska, a pasar el rato. Segun el Facebook, aparte del cumpleaños de Ana, era también el de un español llamado Benjamín, que lo estaba celebrando en casa de Bárbara y Silvia. Y además había un evento convocado de una fiesta general de despedida para los que se iban. A pesar de todo, españoles eramos menos de lo habitual, pero aun asi nos lo pasmos bien, dando brincos al son de la música ésa rara que ponen en las discotecas y que por una vez no era reggae. Alli la gente no dejaba de empinar el codo y a mitad de la velada me compré otra cerveza, que salen más baratas que la coca-cola. La marquesa estaba completamente ida, dando vueltas como una loca, en una de estas se me pegó y al mover la cabeza me pasó todos los pelos por la cara. Después de aquello estuve cambiándome de sitio en función de donde se moviera, porque como nos apiñamos en forma de circulo, para ponerme justo en el lado contrario a ella. Viendo que esto no acaba de solucionarse, puesto que tarde o temprano se movía a una posición más cercana y que en el escenario estaban los de Radomska con las pocas polacas que había en el local me subí con ellos. Pero cual fue mi sopresa que a los pocos minutos volvía a tener a la marquesa ami espalda, asi que me bajé cagando leches. De ahi ya no se bajó nadie más y pude felicitar con tranquilidad a Ana, que estaba pensando en irse a casa después de aquello porque al día siguiente tenía que acompañar a sus padres a hacer turismo. Todo el mundo fue al Luzztro después y como seguramente habría que pagar, me volví en el taxi con Ana. Por el camino Ana mencionó la cogorza de la marquesa mientras nos comíamos los doo-whap que nos habían dado sus padres y llegamos a la conclusión de que estaba intentando conocer gente porque debía de darse cuenta de que la mayoría de portugueses que conocía era a través de Ana y André, que se van ahora en febrero y los españoles y gente de fuera, era a través de Natalia y Timi (la húngara que a la que despedimos viendo la película del DiCaprio y la otra la semana pasada). Que desasosiego, que tristeza, que pena, que se joda. Ana decía que era normal que no tuviese a mucha gente, porque siempre le hacía algún comentario sobre cómo debería hacer las cosas, cómo no hacer ruido al regresar de fiesta por la noche y de cómo véte tu a saber qué. Con esa actitud no se puede ir a ningun lado. Me gustó poner a caldo a la marquesa y asi se lo dije a Ana, que me llevaba dos buenos recuerdos de Coimbra (por André y ella) pero ninguno bueno de Lisboa. Una vez en casa me cené un yogur, mandé un correo a los que se ibana venir a Budapest para quedar al día siguiente y comprobar si el que nos habían dicho er el precio total o el de cuatro personas de ida y vuelta, y me acosté. A las siete me despertaron los ruidos de André y la marquesa regresando. La marquesa sobre todo, porque la habitación de André está segun se entra por la puerta, asi que no da muchos pasos, pero la de la otra y Ana está a mi lado y con el ciego que debía llevar si que se notaba por dónde pisaba.

El viernes transcurrió más o menos igual, esperando a que me respondieran para ver si nos acercábamos a sacar los billetes de tren a Budapest. Quedamos a la misma hora en el mismo sitio y, como llegué un poco antes fui a preguntar por mi cuenta solo para comporbar que, efectivamnte, salía por 551 zlotis. Cuando llegó el resto de la gente decidimos cambiar a un destino más asequible: Lituania y su capital, además si se ve en poco tiempo podríamos acercarnos a Letonia. El precio reultó mucho más económico asi que saldremos el lunes que viene en tren hasta la capital de Lituania y, despues de verla, nos iremos a la de Letonia y volveremos calculo yo que para el viernes o asi. Después de aquello fuimos al Kentucky Fried Chicken desde el que intentamos conectarnos el dia anterior con el ordenador de MariFeli, porque Isa aún no había comido y ya eran como las siete y media de la tarde. Viendo el panorama y aun sabiendo que había dejado carne picada descongelándose en casa, me pedi un menu junto con ella pr aquello de echrme algo al gaznate. Resultó que no fue mala idea, porque al acabar, cuando todos regresaron a Radomska,y después de llavr un buen rato en casa, haciendo tiempo hasta que me dieran las diez para irme de fiesta, llegó Ana con sus padres y se pusieron en la cocina a prepararla cena. Ya cuando estab casi a puntito de irme, Ana vino a invitarme a cenar pulpo, pero le dije que me iba y que muchas gracias. Si lo hubiera sabido que no la volvería a ver me habría despedido más efusivamente.En Radomska nos juntamos casi todos los que íbamos a ir a Lituania, que pensaban aceracrse a una discoteca cercana a Radomska en la que nunca habían estado llamada Proxima. Aprovechando que estaba en Radomska y que iba con un poco más de calam me acerqué a hablar con Natalia, donde fui desviando la conversación hasta que pude hacerla hablar de la marquesa. Y es que resulta que la aristocracia no quería quedarse en el piso, quería una residencia y hubo un día que Natalia la llevó a ver residencias pero ninguna acababa de convencer a la marquesa y tuvo que tragarse las protestas y quejas que le fue soltando todo el rato. Después de eso nos fuimos a Proxima. Al final el sitio estaba muy bien, mejor que otros locales en los que había estado más veces y, al estar rodeada de dormitorios de estudiantes, los precios eran muy baratos: la cerveza que me pedi fueron 6 zlotis y la coca-cola que compré después 3. Para variar la gente siguió con su ritmo habitual de ingesta de alcohol, asi pasó que a mitad de la noche LuisMi se tuvo que retirar y regresar a Radomska porque no se tenía en pie de todas las cervezas que se había tomado y MariFeli no dejaba de repetirme de nuevo lo mal que iba después de todo el RedBull con vodka que se había metido para adentro. Y pensar que según planeamos la noche esta iba a ser una salida de relajo, de tomar una cerveza y volver. Al final los que quedábamos nos volvimos a eso de las cuatro cuando empezaba a no haber gente en Proxima. Javi, MariFeli, Igor y yo nos cogimos un bus hacia el centro. Igor se bajó a por un kevab cerca de la residencia, MariFeli se fue a su casa, dos paradas antes de Centralny y en Centralny, que es el final del recorrido, nos bajamos Javi y yo. Aprovechando que faltaban veinte minutos hasta que salieran nuestros autobuses, nos comimos un kevab de la estación y después cada cual fue por su camino. Cuando llegué a casa la autocaravana de los padres de Ana ya no estaba en el parking. A la mañana siguiente vi de refilón que su sofá cama estaba recogido y ya no estaban sus abrigos en el perchero. Ana se había ido y lo último que le dije fue: «No, muchas gracias, ya he comido en un KFC y me tengo que ir que me esperan».

El sábado madrugué, me desperté a las diez y media, porque había quedado con gente de Radomska (ahora que las gentes de los pisos están en España haciendo exámenes, Bárbara y Silvia están liadas con sus familiares que han venido de visita solo puedo salir con ellos) para jugar un partido de futbol unto a unos españoles de otra residencia. La verdad es que se pasó la mañana enseguida, entre jadeos y patadas campo arriba campo abajo huyendo de la pelota… Hubo un momento en que me tocó ser portero… no se me da bien ser portero cuando se tiene miedo al balón. Después de eso fuimos a comer una pizza y luego se recogieron a la residencia. Javier y yo cogimos un tranvía a Centrum. Él siguió hacia su casa y yo me fui al centro comercial de Centralny a comprar unos zapatos muy chulos y baratos de rebajas para mi hermano, y ya que estaba, para mi también. Según iba cargado con las cajas de los zapatos no pude evitar preguntarme cómo los iba a meter en la maleta para el viaje de vuelta. Después de eso llegué a casa y me tiré la tarde viendo series y a lo tonto a lo tonto cuando me quise dormir ya eran las tres de la madrugada. Ni aun no saliendo me acuesto temprano. Ya esta demostrado que mi reloj biológico está completamente destrozado con tanta fiesta nocturna que me pego.

El domingo transcurrió tranquilo. Preparando la mochila del viaje a Lituania eché cuentas de los calzoncillos limpios que me quedaban y me fijé en que apensa me daban para terminar la semana, asi que puse una lavadora nueva. A la hora de comer comencé a echar mano de las latas de fabada asturiana que me traje de España. Y hay algo que he notado y que me revienta muchísimo, ahora que Ana no está y que no tiene a nadie con quien compartir la habitación, no entiendo por qué la marquesa se pasa más tiempo en la cocina que parece que vive alli si ya no tiene a nadie a quien molestar. A las cuatro se acercó de nuevo el dueño con la intención de devolverle el depósito a Ana, pero como se había ido antes de tiempo, el dinero se lo ha dado a André (recordemos a los lectores que Ana y André estudian periodismo juntos en la Universidad de Coimbra). Ya sabiendo que me voy de madrugada y André se larga a mediados de la semana, aproveché que me encontré con él en la cocina para despedirme y desearle suerte con sus prácticas en un periódico durante el segundo semestre. Ya que estaba saqué una pechuga de pollo del congelador para hacermelo con arroz. Y por ahora no tengo nada más que contar asi que voy a dar por terminado el blog aunque sean las siete y cuerto del domingo. A estas alturas no creo que pase nada interesante y si pasa ya reeditaré la entrada. Hale, a cuidarse, chavales.





Ha nacido un gambitero en Varsovia.

2 02 2009

Por cierto que el por qué del título se debe a que ya he descubierto el significado de gambitero, mis amigas de Cuenca se han encargado de asegurarme que la correcta interpretación de la palabra gambitero es la de aquella persona que está todo el día de fiesta en fiesta y no para por casa excepto para comer o dormir. Lo que me lleva a pensar que he estado utilizando erróneamente el término hasta ahora. Y habiendo aclarado esto vamos al lío.

Que maravilla es esto de no tener que madrugar para ir a clase. El lunes me levanté las once y media de la mañana. Aproveché pata tomarme las cosas con calma. Fui al campus principal de la universidad en autobús a que me pusieran el sello en unas hojas de las asignaturas que he estado cursando y luego me fui a hacer la compra. Al llegar a casa me puse a colocar las cosas y cuando terminé le pedí a Ana que me hiciera la trenza, que desde el viaje a Londres y después de los tres dias de fiebre daba penita la pobre. No pensaba hacer nada más en toda la tarde excepto ver series y en una de estas uno de los chavales de Radomska me dice que si me apunto a ir al checo a comer asi que estupendo. Llegué el primero al restaurante, delante de mi solo estaban los no españoles de Radomska que ya se sabe que los europeos cenan antes que los españoles. En fin, que aquello, para variar, estaba hasta arriba de gente. Luego llegaron los españoles: LuisMi, Jacobo, Carlos, Nico y una muchacha rubia polaca que nació en Islandia y estudia japonés y que debi conocerla el sábado pasado pero que no me acordaba de ella. Cuando me acerqué para decirla «Tu cara me suena ¿nos conocemos? Me llamo Hector» se encargó de refrescarme la memoria, por eso digo que debi conocerla la noche del sábado. El caso es que el restaurante estaba a timbote y, en cuanto vimos que una mesa se quedó libre nos sentamos sin esperar y me tomé la libertad de sentarme al lado de la islandesa-polaca. Craso error. La tia era una camionera, bebía cerveza como si fuera agua, los otros de radomska pidieron una pinta de un litro de cerveza y ella se lo terminó la primera cuando los demás no pasaban de la mitad. Luego, después de cenar y mientras esperábamos a ver si empezaban a salir el resto de Radomska para ir todos juntos al club70’s, la tia estuvo protestando de que deberíamos haberla dejado pedir otra cerveza porque se moría de sed. Finalmente slimos del resturante y cogimos un tranvia hasta cerca de la discoteca ésa. la entrada eran 20 zlotis, lo que era caro, pero te dejaba barra libre de cerveza hasta las dos de la madrugada. Nada más llegar me pedi dos y luego me puse la cuenta atrás del reloj para pedirme una a cada hora, que si empezaba rápido luego acababa como el sábado pasado. La noche se fue desarrollando sin pena ni gloria, saludando a la gente con la que me encontraba, intentando hacer conversación y dándome alguna vuelta de vez en cuando para ver cómo estaba el panorama. También tuve por costumbre acercarme a la barra y coger un puñado de pajitas para ir soltándolas en los vasos de cerveza de la gente que conociera y que, de algun modo, no estuviesen muy alerta de sus vasos de cerveza, porque sé que a nadie le gustaba beber cerveza con pajita. Creo que hubo una a la que conseguí colocarla tres pajitas hasta que se dio cuenta de lo que tenía en el vaso cuando fue a beber. En una de estas llegó Carlos, que había encontrado una polaca pero parece ser que estaba en punto muerto a menos que encontrara alguien que entretuviera a la amiga de su polaca para poder seguir actuando, aunque se dirigía a sus colegas de Radomska, lo cierto es que yo estaba tan aburrido que decidía acompañarle. Segundo craso error, el parecido más significativo de la amiga era con el muñeco de la Guía Michelín. Resignado ante el sorprendente rumbo que la noche tomaba, preferí seguirle la corriente a Carlos ya sus nuevas amigas polacas ante la nada alentadora idea de seguir aburrido. Pero en cuento vi la ocasión me salí del círculo desofases donde nos habíamos apalancado para ir al baño. Luego se me olvidó volver y seguí hablando un poco con la gente con la que me encontraba, aunque las conversaciones no pasaban de «¿cómo estas?» o «¿qué tal?». Carlos volvió a aparecer, para recordarme que la amiga de su polaca me echaba en falta, lo cual me extrañó habida cuenta de la poca expectación que causó nuestro regreso al círculo de sofases. Los quince minutos que debimos estar alli los pasé intentando hacer gracias al personal, le puse pajitas a todo el mundo, la Guía Michelín estaba viendo fotos en su cámara y me puse con ella a verlas, poniendo el zoom a todas las fotos en las que salia o yo o ella (que sé que eso es algo que las tias no pueden soportar, da igual lo guapas que sean ninguna quiere ver su cara ampliada), haciendo brindis y intentando aprender algun insulto polaco que cinco minutos más tarde ya había olvidado con otra de las amigas que estaba sentada en el círculo de sofases y que no se reía tanto como cabría de esperar. La verdad el momento de las clases de insultos estuvo bien, me las apañé para acercarme a la amiga tristona que tenía mejor pinta que la Guía Michelín, total, nadie se estaba fijando en mi: Carlos y la amiga principal andaban ocupados y los otros tios que había sentados parecían tener el mismo problema que tengo yo con las tias, o sea, ser sólo amigos y tampoco hacían nada, asi que en cuanto vi que podía iniciar coversación con la morena tristona, me senté entre ella y la Michelín rubia y me pidió que le eseñara insultos, como no me parecía justo les pedía un intercambio de insultos y asi estuve esos quince minutos, echándome unas risas, hasta que tuvieron que irse al baño. Que digo yo que ya es maldita casualidad, debe ser un reflejo condicionado pero si una tia dice que tiene que ir al lavabo siempre hay otra que también debe ir, ¡aayyy! esos momentos de conversacione en el excusado ¿que misteriosos secretos se susurrarán las féminas alejadas de la presencia masculina? Bueno, esto es, por supuesto una pregunta retórica, ni se la respuesta ni me interesa, gracias a que se largaron al baño sali de aquél círculo de sofases y volví a vagabundear por la discoteca. Y aqui es donde empezó la cosa más rara que me ha pasado desde que estoy en esta ciudad. De algún modo que todavía no alcanzo a recordar, me las ingenié para presentarme ante una muchachuela que me recordaba a Sarah Chalke (para aquellos que no sepais quien es me refiero a la doctora Elliot Reid de la serie de Scrubs) pero con el pelo ondulado y ligeramente más corto. En fin, que en ése momento todo lo que mi ingenio fue capaz de articular es «¿te apetece bailar?» y sorprendentemente la respuesta fue si. Asi que la llevé cerca de la pista y, como aún estábamos rodeados de Erasmus españoles con los que me resulta dificil estar cómodo más que nada porque para empezar no se terminaban de creer que estuviera bailando con una tia que no conocieran, poco a poco fui adentrándome cada vez más en la pista de baile a medida que ella seguía mis pasos. Aprovechando que ya nos encontrábamos lejos del bullicio de los españoles prodecí a un acercamiento más descarado y, para mi sorpresa, encontré que la moza se dejaba llevar con más facilidad de la que me imaginaba, por unos instantes me recordó a aquel baile en el Mirage con una polaca italo-parlante de quien sabía que no conseguiría nada pero que solo por poder estar pegado a ella me daba con un canto en los dientes. El caso es que estaba n la fase que llaman de guarreo-sobeteo, cuando Aurelio aparece delante de mi como Obi Wan Kenobi y me hace el gesto de morder el cuello. Bueno, en realidad no apareció con el mismo tono de azul de holograma que ve Luke antes de helarse de frio en el planeta Hoth, sino que de verdad se me acercó Aurelio a hecerme la señal de morder cuello. En fin, que a partir de ahi segui mi poco frecuentado camino de la fuerza y me dejé llevar lo que pasa es que después de una hora de dar botes ya empezaba a estar cansado y la tia no parecía tener intención de querer descansar, asi que aguanté como pude. Llegó un punto en el que conseguí sacarnos de la pista para poder dejar de bailar y hablar algo, asi que buscando un lugar donde sentarnos acabamos en las escaleras. Pasado un rato, como aquel sitio pillaba de camino a los cuartos de baño y yo me sentía un poco como un mono de feria, pues al parecer a la gente le costaba bastante asimilar que estuviera con una tia polaca al lado (no les culpo ya que no es algo frecuente) le pregunté si conocía algun otro lado al que pudiéramos ir. Sin embargo ella solo se limitó a cogerme de la mano y a subir las escaleras hasta un sofá que había en el piso del ropero. En fin, no era el lugar que me esperaba, para os voy a engañar, pero por lo menos era mejor que estar abajo, donde solo me faltaba un cartel que dijera que no me tirasen cacahuetes. Y alli arriba me quedé, habiendo gastado ya los temas de conversacion de «dame tu movil» y «dame tu messenger» y sin nada qué decir mientras la otra no dejaba de mirarme y en esas estaba yo, en silencio, y ella tampoco sin decir nada. Asi que por una vez decidí tomar las riendas del asunto y me acerqué a ella para besarla. Yo creo que fue el beso más triste y corto de la historia, pero lo que me sorprendió es que ella pareció no verlo venir porque no respondió. Dado el poco éxito que había tenido, unos segundos después decidí volverlo a intentar y esta vez la muchacha respondió poniendo algo de su parte, cuando quise darme cuenta las lenguas ya se tocaban. Y mira tu que mala pata que justo en ése preciso instante la duda de «¿cuanta lengua debo meter o dejar que ella entre?» me asaltó. Ahora, mirándolo hacia atrás me recuerda al capítulo de Cómo conocí a vuestra madre en el que aparece too-much-tongue-guy. Bueno, perdido en mis abstracciones en ese momento no conseguí reaccionar asi que me imagino que si en ése momento la muchacha no me estuviera tapando con su cara, se me vería a mi con la boca abierta con cara de imbécil. De verdad, que gracia tiene ahora pero que penoso fue en su momento. Pero bueno, tampoco hubo tiempo de más porque en estaban cerrando ya la discoteca y todo el mundo se empezaba a recoger. Y al final ella se volvió con sus amigas y yo con la gente que conocía, pues ya estaba claro que de alli no se iba a pasar.

El miércoles volví a salir, que había fiesta en casa de Aurelio. Se suponía que luego había barra libre en otro lado pero no llegamos a ir porque la gente siempre llega tarde y cuesta mucho ponerla en marcha. Eran cerca de las doce y no estábamos ni la mitad de los que se suponía que íbamos a ir. De hecho, cuando llegamos Bárbara, Silvia y yo en casa de Aurelio solo estaba otro chaval, Goyo con su polaca, Tobias (el chaval que se vino el sábado pasado con nosotros desde el Luzztro y que está ayudando a Aurelio a mejorar su inglés), otra polaca que hablaba español y el propio Aurelio. Y la polaca que hablaba español tenia el mismo piquito de oro que el mejor obrero de la construcción de España. La mitad de la noche se pasó esperando a que llegara el resto de la gente. MartArancha era la primera vez que iba a casa de Aurelio y de la emoción o por puro aburriemiento Arancha bebió más que nadie. de Aurelio Y todos estaban empinando el codo y yo pensaba: «¿cuál es el punto en emborracharse ahora sin saber si saldremos a fuera?» porque la cosa, desde luego, parecía ir despacio, tan despacio que probablemente cuando saliéramos la mitad de los clubes estarían cerrando. Había un portátil y la gente empezó a poner las canciones que quería del youtube y tal, hasta que la cosa empezó a animarse tabto que hasta bailaban en el salón, desafortunadamente, para cuando llegó ése momento ya era hora de irnos, o de lo contrario no saldríamos nunca de la casa. Asi que tras mucho esperar a la gente nos encontramos todos en la parada del autobús y nos acabamos por dividir entre los que querían ir al Filosofikna porque estaba al lado de casa de Aurelio y los que empezábamos a estar hartos de tanto Filosoficn, que cogimos el bus para ir a otro lado que se llama Enklava. Total, que llegamos a las puertas del sitio y no nos dejaron pasar porque era fiesta privada, asi que nos cambiamos al otro lado de la calle a un sitio que se llama Zoo a donde si podíamos entrar, aunque aquello estaba casi vacío (normal cuando sales de fiesta con el horario de España en un sitio que no es España, porque es lógico pensar que los polacos a las dos y media de la madrugada regresan a sus casa). En fin que aquello tenía muy poco ambiente y las que había para bailar eran muy mayores que, aunque se acercaban, se alejaban si respondías. Es curioso, no estoy diciendo que yo esté muy bueno pero digo yo que si las tias que quedan a ésas horas bailando llevan alli toda la noche, rechazando bailes con los que se les acercan, siguen bailando a pesar de todo, es porque todavía les queda marcha, no me parece apropiado que a ésas altures de la noche echen atrás a cualquier tio que se les acerque puesto que seguramente no sea el primero, pero puede ser el último. Total, que absorto en mis pensamientos estaba viendo cómo dos polacas eran rodeadas por una bandada de buitres polacos cuando la gente se da cuenta de que en aquel sitio no vamos a hacer nada y deciden irse. La buena noticia es que como era tan entrada la noche ya no cobraban entrada en ningun lado y solo me gasté dos zlotis en dejar el abrigo en el ropero. Asi que salimos a la calle, MartArancha dijo que se iba a otro lado donde se suponía que les esperaba su compañero de piso italiano, aunque no sin antes recordarnos que el viernes habría fiesta en su casa para que nos acercáramos, y los que nos quedamos pues como no había más lugares a los que ir, nos dirigimos cabizbajos hasta el Filosofichna. Aunque a decir verdad dimos un rodeo impresionante, ya que Aurelio se empeñó en que nos acercásemos a otro sitio al que no llegamos a ir porque se perdió por el camino, la polaca que sabía español iba haciendo más eses de las que puedo recordar a pesar de insistir en que no estaba borracha y al otro chaval que quedaba a parte de mi, Pablo, tampoco le entusiasmaba la idea de ir al Filozofikna, asi que a mitad de camino nos despedimos de Aurelio y su polaca y nos fuimos cada cual a nuestra casa.

Y así llegué al jueves. Me salto lo que hago por el día porque es mayormente dormir y revisar el correo en el ordenador, o bien hartarme de ver capítulos durante toda la tarde hasta que me entra el hambre o me da la hora de salir a algún lado cuando hay a dónde salir. Bueno pues sigo. O sea, que era jueves y recordaba que habría fiesta en casa de Bárbara y Silvia asi que con calma me levanté, estuve de charla con Ana y André, desayuné a eso de las cinco y después estuve haciendo tiempo hasta que salí hacia su casa. Compré un par de cervezas en el camino, por aquello de no gorronear bebida, que es algo que suelen hacer por aqui la mayoría de los tios españoles segun tengo entendido, y a eso de las diez y media legué alli. Como siempre, llegué pronto, la gente que había allí aún no estaba en marcha. Bárbara y Silvia ya estaban lista, por supuesto, pero no había más invitados, Goyo estaba abstraido en el ordenador y Mary, compañera de piso de Aurelio, estaba haciendo una visita a Lola, que estaba mala de resfriado. Como yo era el único invitado de los de la fiesta que había llegado temprano, guardé las cervezas en el frigorífico e intenté ponerme a hacer conversación. Lola y Mary iban a cenar asi que intenté ver si podía ayudarlas, pero no hubo ocasión ya que Mary se bastaba ella sola. Lo bueno es que me ofrecieron un poco de la ensalada que habían hecho y de los espaguetis que les quedaron de la tarde anterior. Asi que comí un poquito nada más, porque tampoco me sentía cómodo y es que Mary y Goyo, especialmente Mary, me ponen nerviosos porque aun lo conozco. Esta es una anotación que creo no haber hecho hasta ahora pero Mary no es que sea inglesa, es simplemente que se llama María, pero para diferenciarla de todas las Marías que hay por aqui la llaman así. Bueno, pues eso, que me puse a cenar de pie con ellas y aproveché y me tomé una de las cervezas que había traido. Poco después de terminar la cena empezó a venir el personal, primero Josema y Benjamín, luego Jambry, Miguél y… bueno, es una tontería decir nombres si sabeis quienes son, asi que diré que la cosa empezó a animarse. Sin embargo pude observar que la cosa se animaba de forma deiferente en cas de Bárbara que en cas de Aurelio, me explico, en casa de Aurelio todo el mundo bebe y está de pié y habla con uno o con otro, la gente se mueve, en cambio, en la cas de Bárbara cada cual se sentaba donde podía y, si no estaba metido en alguna conversación o viendo algun video del youtube que cualquiera hubiera puesto en uno de los numerosos portátiles que hay, pues se ponía a fumar o a comer pipas. Y fue entonces cuando decidí tomarme la cerveza que me quedaba, pero cuando abri el frigorífico ya no quedaba nada de nada. La gente había arramplado con toda la bebida de la nevera. Bien es cierto que hubo dos que trajeron bebida y con eso estuvieron tirando un rato, hasta que había más personas que latas de cerveza, contando tanto las que quedaban en las bolsas de plástico como en la nevera. Bueno, que me lio, que me quedé sin cerveza. Al final, ya casi sobre la una y media de la madrugada, llegaron cuatro españolas de Radomska y como ya no se esperaba que llegase nadie más, salimos a la calle. En las escaleras había un polaco durmiendo, tirado encima de todos los escalones, que cubría el escaso hueco para bajar, pero ni se inmutó, salimos tropecientos de las casa de Bárbara y los tropecientos le pasamos por encima y el tio seguía durmiendo a pata suelta. Luego me contaría Silvia que cuando volvieron al piso el tio seguía allí tirado, pero que cuando bajaron a la calle a la mañana siguiente sólo quedaba su gorro. Bueno, pues una vez en la calle nos pusimo en marcha, todavía sin saber hacia donde ir, decidí entablar conversacion con alguna de las chicas de Radomska, que son todas muy majas, lo que pasa es que como apenas metían baza y dejaban el tema de la conversación en mis manos, no me pregunteis cómo, acabé hablando de Platón y de Aristóteles y de las collejas que les daría a los dos de tener una máquina del tiempo para hacer que en vez de tanto pensar y filosofar se buscaran un trabajo de verdad. Este tema pareció bastante divertido, ya que se debían pensar que había bebido demasiado, pero tampoco duró mucho puesto que para variar, la gente quería volver al Philozophikna y el grupo de los que no nos apetecía nos dimos un tour por Varsovia en busca de discotecas. Asi que acabamos por dividirnos de nuevo. Bárbara, Silvia, un chaval de Cartagena llamado Pablo y yo nos fuimos por nuestra cuenta sin que nadie más de la veintena que éramos nos acompañara, ni siquiera ninguna de las chicas de Radomska a las que tan graciosos les parecían mis temas de conversación. Fuimos al Mirage, que era el que nos pillaba más cerca, pero estab cerrado. Fuimos al klub 55 que estaba al lado, pero ya estaban echando a la gente porque iban a cerrar. Nos acercamos al sitio de la noche anterior a ver si encontrábamos algo abierto y resultó que había un sitio en el que yo nunca había estado que si que estaba abierto, el Organza, un nombre latino que encajaba en el ambiente, puesto que no hacían más que poner salsa, reguetón y, al ver que éramos españoles, algo de gitaneo. Nos música de mi agrado pero menos da una piedra, asi que a bailar que nos pusimos, dando palmadas en las artes de Vooolaaareeee ooooooohhhh! y Obi obás cada día te quiero más (que me parece que es la misma canción). El caso es que lo de las palmadas pareció funcionar porque enseguida nos abrimos hueco en la pista de baile y algunas polacas se nos acercaban al otro chico y a mi. Ya emepzaba a cansarme de no llegar a ninguna parte, porque tampoco había bebido nada y ya empezaba a estar cansado. Asi que en cuanto vi que había una polaca que me hacía ojitos me puse a bailar con ella, imitando a la gente que he visto bailar. Pasado un rato se salio fuera de la pista a fumarse un cigarrillo y yo me quedé a mi rollo bailando, aunque por el rebillo del ojo veía que no me quitaba el ojo de encima, hasta que volvió a entrar. La verdad es que fue divertido que si te alejo, si te acerco, si me agacho y me pego y tal. Bueno pues resultó que la polaca en cuestión estudiaba español desde hacía casi cinco años y daba clase y todo, asi que en detrimento de mi inglés me puse a hablar en español. Como pasados tres cuartos de hora la chica dijo que si fumaba, ofreciéndome un cigarrillo, y yo le respondí que no, que gracias, pero que no me importaba ver cómo fumaba. Nos acercamos a la barra y pedí una cerveza que acabamos tomándonos entre los dos mientras hablábamos de temas insustanciales e irrelevante para mi en ése momento como las diferencias entre el sistema de educación polaco y español (a esas alturas ya le habia dicho que estudiaba para ser maestro de inglés), el gobierno de los hermanos gemelos que hay en Polonia, de la actitud de los polacos hacia los extranjeros y bla bla bla. La muchacha había venido con una amiga suya que parecía muy ocupada hablando en un sofá con un tio, y yo calculaba el tiempo que podría faltar para que cerraran el sitio y tener una ecusa con la que decirla a dónde ir entonces. Pero resultó que al final las cosas nunca acaban como uno había planeado. Cuando el bar apagó la música y encendió las luces en señal de que iba a cerrar yo seguía en la barra conversando con la tía esta. A lo lejos Bárbara y Silvia me hicieron señal de que iban a irse, asi que levanté la mano y les dije que ya las vería al dia siguiente. De haber sabido la pérdida de tiempo que me supondría me habría ido con ellas al momento. Después de que Pablo, Silvia y Bárbara se fueran, la amiga de la polaca y su conversador se pusieron de pie para salir. En el ropero nos encontramos con un argentino pesado que se pudo a recomendarnos libros sobre la historia de Chile y Argentina. Al salir fuimos a tomar un kevav cerca de Swietokriszka y nos lo comimos sentado en una parada de autobús. Alli intenté seguir hablando, porque me terminé la comida en un pis pas, y le pedí el móvil, el messenger y el facebook por aquello de tener algo que decir. El caso es que ya eran cerca de las cuatro de la madrugada y la muchacha dejó caer en la conversación que tenía que coger un tren a las nueve y que dormiría en casa de su amiga. Anda que… manda huevos, ya podría haber dicho eso antes de salir de la discoteca. El caso es que ya, sin nada que perder, la dije que su amiga estaba muy ocupada en ése momento con el otro chico, ella me respondió que conocía muy bien a su amiga y que no la sorprendería de ése modo, a lo que respondí que siempre podría ser ella quien sorprendiera a su amiga viniéndose conmigo, y aunque la cosa tuvo su gracia y se echó a reir al final nos dieron las cinco menos cuarto y seguíamos alli sin hacer nada. Finalmente se pusieron en marcha y nos despedimos. Menuda pérdida de tiempo la que venía después, porque fue precisamente ésas horas en las que los autobuses nocturnos ya estan acabndo de pasar y los transportes diurnos aun no han empezado, asi que me fui caminando a una parada de tranvía a ver si pasaba el 19, pero hasta veinte minutos no empezaba el servicio, asi que me fui andando a la estación Central de donde salen los autobuses nocturno a ver si pillaba el que me dejara en casa, pero resultó que ya se habían acabado. Para aquel entonces ya eran las cinco y cuarto y se suponía que el tranvía que miré antes iba a pasar, asi que me fui a la siguiente parada del tranvía a esperarlo e irme a casa y para cuando llegué a meterme en la cama ya casi eran las seis y media.

El viernes continué con el mismo ritmo que he cogido para toda la semana. Pensaba ir a casa de MartArancha, a la fiesta que habían organizado, a eso de las nueve y media o las diez, porque decían de reunirnos temprano ya que de lo contrario los vecinos les protestarían por el ruido. Pero hubo un ligero cambio de planes. Estaba yo tranquilamente en mi cuerto, redactando el informe cuando me llama natalia al móvil y me dice que la película empieza alas siete asi que se acercarán a nuestra casa antes. Como no tenia ni idea de qué es lo que me estaba contando (aunque ya me había hecho a la idea) me dijo que se iban air al cine a ver una película de estreno, que si Daniela no me había dicho nada (menuda zorra bastarda traicionera), el caso es que ya sabiéndolo me fui a avisar a la marquesa del cambio de planes. Llamé a la pared de su cuarto para que le diera tiempo a taparse en el caso de que volviera a estar desnuda y le dije lo de que Natalia y gente de Radomska se pasarían por aqui más temprano de lo que habían hablado y me di la vuelta. Según salía de la habitación (que en realidad es el salón) me pregunta en voz alta, pero asi sin moverse del sofá, «¿tu también vienes?» y yo le respondi «es más que probable» que pena no haber visto su cara. En fin que me adecenté y ,me tomé algo de comer y a eso de las seis y media, vuelve a llamar Natalia para decirnos que nos esperan en el cine, que al final no se pasan por casa poroque es tontería avanzar tres paradas de tranvia más para luego tener que desandarlas, y que fuésemos tirando ya para el cine porque estaban saliendo de la residencia en ése momento. Y como un telegrama me voy a darle la noticia a la aristocracia del piso que respondió muy dignamente «no hace falta que corramos porque ellos tradarán veinte minutos en llegar y nosotros estamos al lado, en un minuto o dos llegamos» y yo, que ya estaba listo desde hacía media hora, estuve esperando a que la amrquesa terminase de hacerse éso que hacen todas las pijas niñas de papá antes de salir a la calle por cualquier tontería (y es que no lo mencioné la semana pasada, pero hay que joderse lo arregladita que se había puesto para bajar la puñetera bolsa de basura). En fin que cuando dijo que estaba lista nos pusimos en marcha, salimos a la calle, caminamos hasta la parada del tranvía, subimos en el primero que pasaba que nos venía bien y llegamos al cine en un pispas. Ahora bien, llegamos tarde, la gente de Radomska ya nos estaba esperando. Total que pasamos adentro y compramos algo de beber para la película y tal. Vimos la película de Revolutionary Road, por si no había tenido bastante en navidades con Australia ahora me tocaba el drama del DiCAprio y la otra que también salía en Titanic. En mitad de la película me llamó Aurelio, para saber si iba air a casa de MatArancha que como él nunca habñia ido a su casa para ir juntos, le dije que le llamaría después de la pelicula. En fin, que se terminó a tiempo porque me estaba meando y aproveché en los baños del cine para cambiarle el agua al canario. Después de la película la gente se volvía hacia Radomska y la marquesa a casa. Mientras esperábamos al tranvñia em enteré de que lo de ir a ver la película era porque al dñia siguiente Timi, la muchacha hungara compañera de habitación de Isa, en el mismo piso que Natalia, se volvía a su pais porque terminaba ya la beca, apenas pude hablar más con ella porque me venía el tranvía que me interesaba, me despedí apresuradamente y llamé a Aurelio para que fuese saliendo de su casa y me esperase en una parada intermedia de camino al piso de MartArancha. Durante el trayecto me acordé que le dije por teléfono a Natalia que me devolviera el juego de cartas UNO que se lo dejé a una compañera de piso suya antes de Navidades pero se me había olvidado pedírselo, aunque ya es la segunda vez que me pasa y ella no está poniendo nada de su parte en devolvérmelo. Total, que llegué a donde estaba Aurelio y nos fuimos a casa de MartArancha. Allí ya estaban Bárbara y Silvia, entre otras personas, y lo siento mucho pero no pude evitar contarle a Bárbara la jugada de fastidiarle la tarde a la marquesa con una excusa oficial. Luego pensándolo más tarde, me di cuenta de que en una tarde había tenido más conversación con ella que en los dos últimos meses. Ya pasábamos de las once y media, hora límte fijada por MartArancha para salir del piso, pero aún faltaba gente asi que nos quedamos a eserar. Cuando estábamos ya todos la cosa estaba muy animada como para bajarse a la calle y seguimos en el piso, hasta que subió el portero porque los vecinos de arriba protestaron por el ruido a eso de la una y nos tuvimos que marchar. Ya en la calle se decidió que fuéramos al Mirage, y alli pasamos la noche, a pesar de que estaba muy vacío, pero aun quedaban polacas bailando solas. Y menudas que quedaban, de hecho había una rubia, ya un poco mayor creo yo, a la que ninguno de los españoles quitábamos los ojos de encima, y con razón, porque iba vestida cual putón verbenero y se movía como sólo he visto hacer a las bailarinas de striptease que apaecen ocasionalmente en el fondo de las escenas de alguna película (a estas alturas no os voy a engañar si os digo que ni siquiera en las películas porno se mueven de una forma tan provocativa) y sabiendo cómo estaba el percal, decidí aproximarme a polacas más discretas, atractivas, pero no tan provocadoras como la mencionada anteriormente. Y luego, ya casi a punto de la hora del cierre no salimos, la mayorñia se fue ya para sus casas y yo me fui con Aurelio al Luzztro, que me he enterado que no es una discoteca ni un bar sino un afters. La entrada costó 15 zlotis y si lo llego a saber me daba la vuelta y regresaba a casa, porque si alli dentro solo quedaban tíos, eso si, a medida que pasaba el rato empezaban a llegar españoles de diferentes disotecas y estuve saludando a todo el mundo, pero sin nada que hacer y nadie con quien bailar, en cuanto vi que una muchacha de Sarna y su amiga polaca se salñian, me fui con ellas. He de decir que intenté bailar con la amiga, pero parecía estar más interesada en otro español que le dio calabazas, asi que la di por perdida. Mientras esperaba al tranvía en Centrum (porque a esas horas el servicio de transportes nocturno ya se había acabado) me compré uno de esos paninis que llevan carne, queso y ketchup. Llegué a casa casi a las siete.

El sábado me dije «¡que caray! Llevas todos los días excepto el martes de fiesta. Es hora de sentar la cabeza. Termina de verte Karin. Empieza otra temporada de Scrubs. Descárgate la película de Mal ejemplo que vieron tus colegas en España. Enciérrate en tui cuarto y descansa». Y tan absorto estaba en mis pensamientos que no me enteré de que teníamos visita hasta que Leo, un chaval de Valencia que conocí cuando salía con Ana y André al principio de mi estancia en el piso, llamó a la puerta de mi habitación. Al parecer se iban a ir todos (y con todos me refiero hasta la mismísima marquesa) a algún sitio por la noche, y se había acercado antes a nuestra casa porque, primero, le pilla cerca de su casa, y segundo, estaban esperando a otro portugués, Franck, que no llegó a aparecer. Bueno, el caso es que hablando y hablando, aunque no tenía intención de salir, Ana me animó y me invitó a irme con ellos y tampoco me lo pensé mucho, asi que me vestí y estuve con ellos en la cocina mientras nos tomábamos un Bacardi con coca-cola (aun no sé qué tipo de bebida es un Bacardi, si es ron, whisky o yo que sé, por eso siempre que no es vodka me refiero a ellas con el nombre de la marca y doy por sentado que la gente ya sabe de qué estoy hablando). Después nos pusimos en marcha, ya estando claro que Franck no se acercaría y eran casi las dos de la madrugada. Fuimos a la para de autobuses y comprobamos que el siguiente saldría en veinticinco minutos. Veniticinco minutos parados en la calle, en plena nevada y con el frío que hacía no los aguantaba ni su padre, asi que fuimos caminando hasta la siguiente parada. Yo hablaba con el que podía unas veces Leo y otras Ana y André. Cuando llegamos a la siguiente parada todavía faltaban quince minutos para el autobús, asi que nos pusimos en marcha hacia la siguiente parada. Caminamos hasta el frente de los cines donde estuvimos el día anterior viendo la pelicula ésa del DiCaprio y esperamos cinco minutos al autobús. Ya en el centro nos acercamos al Mirage, que había gente de Ana y André dentro, sin embargo, al abrir la puerta salió el tio que la gente normal llama el puerta o gorila y nos echó atrás diciendo que había fiesta privada. Ana intentó convencerle de que teníamos gente dentro y el guardia preguntó «Spanish? Spanish?» Leo y yo repondimos que de Spain y de Portugal, pero éso sólo hizo que nos empujara a la calle. Mmmhh… primera vez que me denegaban el acceso a una discoteca en Varsovia. Mientras hablábamos en frente del tipo que nos echó cuál sería nuestro próximo destino, salió Nuno, otro portugués amigo de Ana y André y nos pusimos a hablar con él en parte para demostrar que si que conocíamos a la gente de dentro. Pero eso no bastaba para convencer al gorila, asi que pusimos rumbo al klub 55 que estaba al lado, como ya dije cuando contaba el vagabundeo que dimos el jueves hasta que entramos en el Organza. esta vez si que pudimos entrar. La verdad es que era la segunda vez que entraba allí (la primera vez fue durante una Jam Session el miércoles que dejé a la marquesa en Centrany después de no haber conseguido lavar mi ropa y la siguiente vez que me acerqué fue para la fiesta de Halloween, donde no me dejaron pasar porque se suponía que había mucha gente dentro) y no estaba más animado que el Mirage la noche anterior, había gente, si, pero no mucho movimiento. Y taaan entretenido como estaba, me puse a ver una especie de cortometraje en blanco y negro que estaban proyectando en una de las paredes del local porque salían mensajes en castellano. A medida que avanzaba la película se volvñia cada vez más y más argentina, más que nada por los mensajes de «deténgales!» y «rodeen el edificio» en lugar de haber utilizados los imperativos del castellano, y reitero en lo de que era argentina porque los actores eran demasiado europeos. Al rato me di cuenta de que no era el único que estab viendo la película. Leo también estaba absorto en ella y Ana miraba la pantalla extrañada por la estética de la película (en mi opinión una parodia de la propaganda comunista de los años cincuenta mezclada con los recursos de cámara de Sin City). En fin que la película termino y el copyright me dio la razón al demostrar que fue rodada en Argentina. Con eso mis pensamientos volvieron a la Tierra y me fijé en dos rubias acompañadas a mi izquierda y una morena alta y delgada que había a mi derecha que parecía estar sola, pero que a los tres cuartos de hora de estar mirándola vinieron a buscar. En aquel entonces ya estábamos pensando en volver a casa, ai que bajamos a por nuestros abrigos en el ropero y nos pusimos en marcha. Sin embargo no cogimos el autobús nocturno a nuestra casa, sino a cerca de la casa de Leo, ya que nosotros éramos cuatro e íbamos al mismo sitio, mientras que él estaba solo. Después de dejarle cerca de la parada de metro de Raclawicka, nosotros cuatro nos volvimos andando hasta el piso.

El domingo me levanté relativamente temprano, o sea, las tres de la tarde y me puse con el ordenador a sguir con los planes que tenía para el sábado hasta que me convencieron para salir. Terminé Karin, me vi Mal ejemplo y empecé con la cuarta temporada de Scrubs. Y a eso de las cinco me entró hambre. La cocina daba asco, a parte de porque no se fregaron los vasos que usamos para el bacardi con coca-cola, más que nada por la cantidad de platos, tupperwares y cubiertos sucios que se amontonaban en la pila. Desde luego, esto es lo que más detesto de la convivencia, se supone que tenemos los platos, vasos, cubiertos y taperguar (a la mierda, no sé cómo escribirlo y no me voy a poner a buscarlo en internet) justos para los cuatro, lo suyo sería fregarlos después de utilizarlos como hago yo tras cada una de mis comidas y cenas. Sé que es una jodienda tener que estar de pie fregando con el estómago lleno después de comer, pero es que de lo contrario al que venga detrás le va a faltar material de cocina, como me pasa a mi más de la mitad de las veces, que antes de cocinar tengo que fregar lo que voy a utilizar y, no contento con eso, lo friego después de cocinar por si alguien lo fuera a necesitar después de mi. Asi que como pude me preparé las cosas para hacerme unos espaguetis con carne pero sin tomate frito porque me había quedado sin él, cuando llegó Ana y me dijo que el dueño vendría a las seis. Yo le esperaba para un seis, el de febrero, pero bueno, no me pilló por sorpresa, porque cuando la marquesa me vino a decir la semana pasada que vendría no sé quién al piso entendí que sería el dueño y no un estudiante italiano interesado en alojarse aqui durante el segundo semestre y saqué el dinero del alquiler del cajero. Total, que en menos que canta un gallo todos en la casa se pusieron a hacer algo: que si limpiar las encimeras, que si recoger la basura amontonada debajo del fregadero (porque os recuerdo que aqui el «encargado de la basura» ya no tiene que madrugar más), que si aprovechar que bajo la basura para sacar el dinero del alquiler. En fin, que me dio apuro por ellos y ya que estaba fregando mis cacharros de la comida pues me fregué todo lo que había en la pila. Al final el dueño, llegó puntual y recogió el dinero del alquiler, se sacó unos folios con los precios del gas, la luza, el agua caliente y la fría por unidad y se puso a revisar los contadores que estuvo revisando Ana dos dias antes para mandárle las cifras por correo y que llevase las cuentas echas. Esto es que no se fía de nosotros. Luego resultó que, cuando Ana le comentó el día en que se iba para quedar con él y recoger la fianza y tal, el dueño dejó caer que vendría y revisaría de nuevo los contadores para echar las cuentas y descontarlo. A lo que nos quedamos con la cara a cuadros y sin poder decir nada. En fin, que se lo comentaré a Natalia cuando la vea la semana que viene cuando vaya a recoger las cartas de UNO que no le pedí la última vez que la vi y a ver qué me dice.

Pues eso, semanita completa como podeis ver. Y ahora que ya casi son las dos de la madrugada del lunes me doy cuenta de que a lo tonto a lo tonto llevo ya casi tres días sin ducharme, asi que de hoy no me libro y no paso sin darme un friego, no porque a mi me moleste, sino porque temo que los demás puedan notarlo. Hasta la semana que viene. Seguiré informando.





No es tan fácil ligar en Varsovia.

26 01 2009

El lunes salimos del hotel de Londres a las cuatro de la mañana. Dio la casualidad de que me se me fue la pinza al hacer la maleta y pensé que volvíamos el domingo por la tarde porque al sacar la ropa descubri que ya no me quedaba muda limpia, asi que me tocó repetir y, espero que nunca ninguno tengais que pasar por lo que yo, fue una sensación muy desagradable. Lo pero de todo es que me acompañó durante todo el día y fue un lunes muuuy largo. Nada más llegar a Varsovia y poner el reloj en hora (recordemos que los ingleses llevan el mismo horario que Canarias, es decir, una hora menos) recogí la mochila y tomé el autobús hacia el centro. Un viaje nada agradable habida cuenta del frio que hacía en Varsovia, aunque llevar los gayumbos sucios también contribuyó. Llegué a casa, deshice la maleta y como no me quedaba tiempo para hacer la comida me tomé un sandwich quie compré en Londre y que llevaba cargando desde el viernes por la tarde. Debo mencionar ahora, a falta de que no va a haber un momento más propicio, que yo me pensaba que la casa estaría vacía porque Ana y André ya me habían comentado que irían a Londres también ése mismo sábado y la marquesa le envió un mensaje a Natalia (mi mentora a la que no he vuelto a ver desde que llegué) para ver si se iban juntitas en plan de cuchipandi, bueno, pues me equivoqué y la muy petarda de la marquesa estaba en casa, encima la tia había dejado la llave puesta en la cerradura de la puerta y cuando llegué a la puerta del piso resultó que no podía abrir. No penseis que dijo nada simplemente abrió vió quién era y se fue. El caso es que después del sandwich sali deprisa a la facultad, en frente de la puerta me encontré con una polaca de las del viaje que salía cargando con la maleta y es que había ido a clase nada más dejar el aeropuerto. Total que subí para estar sentado todo el rato haciendo nada en lugar de cambiarme de ropa. Por la tarde había quedado con Bárbara en su casa para hacer los trabajos que nos quedaban pendientes para la semana y, como de costumbre, su casa no estaba sola y había tanto ruido que era imposible concentrarse. Afortunadamente, la gente se fue retirando a eso de las ocho y pudimos repartirnos el trabajo y terminar las cosas antes de cenar. Nadie fue al checo a pesar de ser lunes debido a los multiples trabajos y exámenes que se nos presentan esta semana, eso o es que a nadie se le ocurrió llamarme (no es que yo no llamara ¿eh? que conste que estuve enviando mensajitos a ver si la peña se animaba a salir pero al final nada de nada). Asi que llegué picoteé algo en casa de Bárbara y me fui a eso de las once hacia casa. Como sabía que la marquesa estaba dormida y a la mañana siguiente me iba a tocar madrugar para ir a Songs in English, aproveché para hacer ruido dándome una ducha, si la estratagema funcionó es algo que desconozco pues la señoritinga no da señales de vida. Y después de eso me fui a dormir.

Como ya pasó tras mi regreso de Estocolmo, el martes descubrí debajo del fregadero de la cocina cuatro bolsas de basura, tres de ellas ya llenas y cerradas, que estaban sin tirar. Esto no hace más que demostrar que soy yo el ñunico que baja la basura al contenedor pues en mi ausencia los habitates sufren el habitual síndrome de Diógenes que tan frecuente es entre los Erasmus segun tengop entendido. Bueno no, miento, al regresar de la facultad a casa sobre las once de la mañana, abri la puerta del portal y me encontré a la marquesa, muy arregladita ella, llevando una bolsita de basura (la única de las cuatro que no pude bajarme por la mañana) con todo el ánimo que una persona de la aristocracia puede poner en semejante tarea más propia de la plebe. Al parecer la pobrecita andaba desorientada porque la puerta de atrás del edificio, la que da a los contenedores de basura de la urbanización, estaba cerrada. Tras preguntarme qué hacer con semejante carga le sugerí la respuesta más obvia que pude encontrar: dar la vuelta al edificio (que total tampoco es tan grande, habida cuenta del tamaño que tienen los pisos). Y es que sólo los regulares de la basura sabemos cuándo se puede utilizar la puerta de atrás por muy mal que suene la frase.

Saltamos al jueves, que a estas alturas de la semana no me acuerdo del miércoles, cuando tuve la ultima jornada de clases. Inseperadamente, me enteré a ñultima hora del día anterior de que en la primera clase del jueves, Methodology, tendríamos un examen oral con tan mala pata que me entró dolor de cabez y fiebre y no pude estudiar nada de nada. Luego resultó que el examen no fue para tanto y, aunque no acerté de pleno ninguna de las preguntas la nota final resultó el equivalente a un ocho, asi que no me quejo. Mientras esperábamos a que empezase la siguiente clase, las polacas y el profesor de British Studies habían quedado en pasarse las fotos de lo de Londres asi que me llevé la memoria para que nos pasaran lo que hiciera falta. Luego empezó British Studies y la clase se desarrolló sin más problemas, hice la presentación del HeavyMetal que nos pidieron, luego en Community Edcuation la presentación del BreakDance y asi terminé mis clases. Que mala pata que precisamente sea al empezar las vacaciones cuando me pongo enfermo. Al salir de la facultad compré algo de comida y regresé al piso, de donde no he vuelto a salir.

Hasta el sábado por la tarde, que si sali. Ya más recuperado pero con alguna tos y goteo de moquillos ocasional. En fin, se supone que iba hacia casa de MartArancha, que el jueves dejaron caer que habría fiesta en su casa, el caso es que segun me bajaba del tranvía me topé con Jaime, Nacho de Zaragoza, Lola, Bárbara y Silvia, que se iban a cenar a un restaurante de pierogis que había en el centro. No me lo pensé mucho y me fui con ellos, no sin antes avisar a MaratArancha de que me habian cambiado los planes. A las puertas de la pierogería nos encontramos con dos chavales más Jaime de Huelva y Angel, los dos compañeros de piso de Pablo (el chaval que volvió conmigo de Varsovia en navidades y al que tambien nos le encontramos a la vuelta durante todo el jaleo en la T4). Despues de la pierogería, donde por cierto los pierogis estaban mucho mejor que los que me tomo yo descongelados, fuimos a un bar cerca del campus principal de la universidad donde pedimos unas cervezas que salian bastante baratas, al cabo de un rato apareció Pablo y Mónica con una amiga suya polaca de la residencia. La polaca no es que no hablara es que apenas nadie le daba conversación asique me puse con ella de palique en previsión de un momento a lo largo de la noche donde pudiera dejar de hablar con ella y flirtear directamente, he de decir que tanto esfuerzo fue en balde, pues luego me enteré que se largó con otro con quien se lió hace tiempo. Cuando estuvimos todos nos fuimos al Filosofichna, el sitio este de la calle Dobra cuyo nombre escribo cada vez de forma diferente. Alli estaba todo lleno de Erasmus, porque era el cumpleaños de Leo. Lo malo que tiene el sitio ése es que es tan estrecho que enseguida se llena y si encima hay fiesta Erasmus significa que ésa noche, por más que te esfuerces no podrás tirarle los tejos a ninguna asi que, resignado, me limité a mantener la borrachera a base de cervezas (a cuyo sabor ya me empiezo a acostumbrar). No voy a decir que no hubiese chicas guapas en el sitio sin embargo, dada la estrechez del ambiente, daba igual cuanto tiempo esperase nunca iban a quedarse solas, cualquiera que caminase hacia la barra acababa por encontrarse con ellas. Eso si, cuando localicé a unos de Radomska me presentaron a una chavala rubia que estudiaba japonés asi que me puse a fardar con ella de lo poco que sé de japonés, el problema es que la polaca debió pensarse que yo sabia japo porque me respondió a las cuatro preguntas que le hice como ejemplo de lo que yo sabia de japonés, pero bueno, tampoco tuve tiempo ni de preguntarla el nombre ya que ella, igual que las otras, acabó rodeada de tios. Total pues que seguí empinando el codo como pude hasta quedarme sin blanca, no os asusteis, eso no quiere decir que hubiese bebido mucho, los que me conocen ya saben que acostumbro a salir de casa con la menor cantidad de dinero posible y de reconocer que cincuenta zlotis dan para mucho: cena en una pierogeria cara, y cinco cervezas hasta el moemnto en que me quedé sin dinero. Bueno, el caso es que le pedí dinero a Aurelio para algo diferente a una cerveza y aproveché para pedirle una cerveza también que me había encargado después de darme el dinero. La deuda duró un suspiro porque luego, en el Luzztro yo le invité a él cuando se quedó sin pelas. Luego me encontré con André, que me invitó a otro vodka con limón. En fin, segui dando vueltas por el Philosophikna y bailando lo que podía, saludando a la gente, dando cabezadas en los sofases y tal hasta que aquello echó el cierre.

Y ahora sigo contando en otro párrafo porque lo siguiente lo ubico en otro día de la semana, el domingo.

Después de aquello Aurelio me encontró y me dijo que se iban al Luzztro, otro bar. Por el camino saqué dinero de un banco, no una cantidad astronómica, sino algo más escueto, que me permitiera saldar mis dedudas inmediatas. El caso es que después de mucho caminar llegamos al Luzztro y pagué la entrada no sé ni por qué, porque luego no me pedí nada dentro. Estuve dando vueltas todo el rato buescando chicas guapas pero desafortunadamente aprendí al lección y es que las pocas chicas que aguantan hasta las cinco de la mañana o cuando cierre el sitio en el que están, después de eso se van a su casa en lugar de otro sitio. O eso me pensaba porque cuando ya desesperado me apopyé en una columna, de entre la oscuridad de los sofases se puso en pie una rubia nada desagradable a la vista que se quedó parada delante de mí. Cuando la ví me quedé un rato mirándola, recordando que antes de acercarse a las hembras los machos deben hacer notar su presencia, y cuando ya estaba seguro de que me miraba por el rabillo del ojo me acerqué a ella y le pregunté si estaba bien, porque la veia un poco decaida, curiosamente a pesar de los cinco minutos que nos tiramos uno frente a otro sin decir nada, la rubia me dijo que no entendía, que era rusa. Estoy seguro que luego intenté seguir hablando con ella, pero me daba la sensación de que la molestaba, asi que me aparté y me senté en un sofá, al lado de otra española, MariFeli, que estaba escribiendo en el movil, y alli me quedé hasta que Aurelio vino a buscarme para decirme que si me iba con él. Salimos del Luzztro a las ocho de la mañana, Aurelio, un amigo suyo con el que practica inglés Tobi y yo, lamentando no tener gafas de sol. Asi que para cas de Aurelio que nos fuimos los tres mosqueteros, donde desayunamos algo de tortilla y un kevav recalentado que tenian por la cocina y nos dormimos. Por la tarde le eché un vistazo a un trabajo en inglés de Maire, compañero de piso de Aurelio y me fui a casa.





De vuelta a la normalidad en Varsovia.

19 01 2009

Bueno, el lunes, tras levantarme tarde, gracias a que ya no tengo clase de Body, Mind & Soul me fui a sacar el abono transportes de un mes y a hacer la compra. Cuando volví a casa la marquesa ya estaba de pie y, como estaba con la mñusica puesta, me pareció un momento ideal para pasar el aspirador por mi cuarto, que lo dejé lleno de mierda antes de irme. Asi que, ya que estaba con el aspirador, despues de terminar de limpiar mi cuarto me puse a limpiar las «zonas comunes», oséase la cocina y los dos metros cuadrados que tenemos por recibidor. Parece ser que la marquesa me vio todo afanoso, que luego se puso a limpiar el cuarto de baño, aunque no nos engañemos, sólo se limitó a sacar brillo a la bañera. Yo me pensaba que Franck ye había vuelto ya para su residencia pero andó por casa toda la mañana, fijate tu con lo pequeño es el piso que sólo me lo encontré una par de veces: mientras limpiaba con el apirador y luego después de comer. Después de que volviera de clase estuve la atrde haciendo cosas, esperando a que llegase el casero a por el alquiler, entre tanto intentaba averiguar quiénes iban a ir a cenar al checo, para apuntarme. En una de estas me dice  Aurelio por el messenger que va a ver si queda con una polaca para hablar inglés, que la tia le agregó en el facebook para tener alguien con quien aprender italiano sin fijarse que Aurelio no era de por alli, y el caso es que, como andaba nerviosillo me convenció para irme con él como apoyo (de wingman, que lo llaman en Como conocí a vuestra madre). Asi que cené rápido en casa, con lo que ya no me daba tiempoa ir al checo a ver qué gente había, y me fui a Centrum que es donde había quedado con la muchacha esta y luego, como ninguno sabíamos de un sitio donde sentarnos a tomar algo y hablar con tranquilidad, pues nos fuimos al Underground, que es la discoteca donde acabamos siempre que vamos a cenar al restaurante checo. Encontramos un sofá un poco alejado de los altavoces para poder hablar, aunque apenas nos oíamos nada, y después de una hora o asi nos recogimos, cada cual a su sitio.

El martes se desarrolló sin pena ni gloria hasta que llegó la noche, y es que una de las compañeras de piso de Aurelio, María, cumplía años y toda la gente de siempre se congregó en la casa, con la adición de otros extranjeros con los que ella va a clase. Digo lo de extranjeros porque si tengo que poner que había un alemán que se llamaba Alvin (como los dibujos de Alvin y las ardillas), dos polacos que estaban ocupados liándose porros y una francesa rubia que estaba muy hermosa y esbelta ella de nombre Clara, pues como que se me estropea la estructura de la frase. El caso es que aquella noche había decidido perderle el miedo a la cerveza y, a pear de lo mucho que me repugna su sabor, me porpuse beber nada más que cerveza en toda la noche. Cuando ya me había tomado un litro del líquido en cuestion empezó el achispamiento habitual tan característico y entre tanto estuve hablando con la gente hasta que llego la hora de firmar la atrjeta de felicitación y me tocó el ñultimo. Por aquello de aprovechar el espacio libre que habían ido dejando los que firmaban la tarjeta y en vista de que nadie más iba detrás de mi, pinté un correcaminos, puse la dedicatoria y, mientras escribie, pensé que era posible que el dibujo no hubiese salido tan bien definido como lo estaba viendo yo, asi que añadí una postdata disculpándome sobre mi coordinación óculo-manual. Después de la fiesta en casa de Aurelio, que consistía an ponernos tibios antes de movernos a una discoteca, fuimos a Luzztro (léase lustro, como cinco años) y es que parece ser que María era amiga del dueño y no nos iban a cobrar entrada, o a lo mejor nunca cobran entrada y yo me lio yo que sé, total, que para variar, aquello se convirtió en una fiesta Erasmus con españoles de todas partes de Varsovia. Yo intenté mantenerme a base de cervezas, aunque cada vez me costaba más disimular mi reacción ante el mal sabor. Cuando quise darme cuenta tenía hipo. ¡La primera vez que tengo hipo de borrachuzo! En una de estas LuisMi, un español muy majo de Radomska y que por lo general suele quedarse dormido en el primer sitio que encuentre después de haberse tomado unas cuantas cervezas cada vez que sale de fiesta, sacó una supercámara de fotos (o eso es lo que me pareció a mi entre la oscuridad y las cervezas que llevaba encima) y me grabóa un video, sin duda intentando hacerme decir alguna tontería similar a la que solté en el Hybrydy cuando me grabaron en un teléfono móvil dejándome un mensaje a mi yo ebrio. Me siento orgulloso de decir que esta vez me moderé bastante y mi curda quedó tan disimulada como me fue posible, de todas formas se notaba que LuisMi acaba de llegar y aún no había empezado a empinar el codo como yo o de lo contrario habríamos sido dos los que saliéramos en el video. Bueno, pues estuve saludando a la gente e intentando localizar alguna extranjera entre tanta oscuridad que me llamase la atención por sus atributos, pero dio la mala casualidad de que había muy pocas polacas y las que había ya estaban hablando con alguien. Pasada la una de la amdrugada me encontré a Bárbara hablando con Lolo, el chaval gaditano que conocimos tras nuestra odisea en la T4 y con quien nos vinimos el sábado, que había terminado de cenar con la familia a cuya hija le atropellaron con un carrito de maletas el viernes en la T4 también, antes de regresar para España. Después de eso la noche se desarrolló sin nada más destacable. Me fijé en una española que me parece que está soltera y que conocí en el viaje a Praga e intenté darle palique y bailar con ella, no voy a engañaros, intentando ver si había posibilades de toqueteo, y aunque no acabó de cuajar la cosa es que me divertí un rato y con eso se me pasó el tiempo hasta las cinco y media de la madrugada, hora a la que, viendo que Nacho y Miguel, dos españoles del viaje a Berlín, se recogían, decidí irme con ellos para no tener que irme caminando solo hasta la parada de autobuses.

A la mañana siguiente mi cansancio era tal que las piernas no me respondían y aunque identificaba la característica sensación de la resaca, el dolor muscular era más intenso, no es de extrañar habida cuenta de los brincos que estuve pegando en la discoteca. El caso es que después de que sonara el despertador tomé la decisión de no ir a Art&Education. Entendédme, no es que no considere intersante la asignatura, que no lo hago, sino precisamente por el hecho de que, en condiciones normales, es una clase en la que me entra sueño, después de haber dormido tan poco tiempo y estar resacoso, el quedarme doa deo era un riesgo más que seguro, y ante el riesgo de pasar la vergüenza de quedarme dormido, decidí no ir. Resumiendo: fui porque no quise. después de comer me fui a la facultad, pero resultó que no había clase, asi que me volví para casa fastidiado, ya que no pude continuar «descansando». Por la tarde fui a casa de Bárbara y Silvia, y es que resulta que se nos había olvidado por completo que al día siguiente teníamos que entregar el trabajo de grupo de Methodology, asi que alli que nos juntamos los cuatro: Silvia, Bárbara, MartArancha y yo. ninguno teníamos la más leve idea de qué libro íbamos a analizar y embriagados de la nostalgia de la infancia acabamos decantándonos por el de Micho 1 (venga, seguro que todos lo conoceis). Siguiendo las pocas pautas con forma de pregunta que la profesora nos dió en una fotocopia, aqui un servidor se sacó de la manga todas las respuesta y estuvo dictándole a Bárbara el trabajo entero mientras MartArancha miraba y Silvia intentaba darles palique. El trabajo de grupo se demostró en una portada muy normalita que hicieron luego ellas tres. Al acabar, Bárbara utilizó el traductor de google para pasar el texto al inglés, lo cual acabó por dejarme muy mala idea de en qué iba a convertirse mi obra. Afortunadamente, sugerí a MartArancha que se encargaran de «revisar» la traducción en busca de cualquier posible «pequeño» error que cometiera el traductor. Pero debo disculparme pue no estoy siendo del todo justo con Arancha, ya que, como había previsto, el traductor de google cometió las más horribles y espeluznantes cagadas y le tocó reescribir todo el trabajo, traduciendo de lo que ella pensaba que el traductor de google quería decir a un inglés más llevadero. No tuve ocasión de echarle un vistazo a la versión definitiva del documento, solo espero que haya permanecido fiel a la versión que dicté, asi que de algún modo confio en que el oido pasivo de Arancha mientras dictaba haya entendido el significado de las frases que le iba dictando a Bárbara. Al llegar a casa improvisé la cena y me puse a hacer el trabajo individual de British Studies que también tenía que entregar al día siguiente. Solo diré que después de cuatro horas traduciendo los fragmentos que me interesaban de la wikipedia en español al inglés me llevó cerca de cuatro horas y a la una y cuarto de la madrugada caí rendido en la cama sin esperar siquiera a que el ordenador se apagara con las malditas actualizaciones instalándose.

El jueves fue un buen día. Bueno, yo creo que lo será porque añun no ha terminado. En la facultad entregamos primero el trabajo de Methodology, después imprimí el trabajo de British Studies, en clase de British Studies el profesor nos dio la información e que disponía sobre el viaje a Londres que nos vamos a pegar este fin de semana (por eso el informe de esta semana termina en jueves), le entregué el trabajo que acabé hacía menos de diez horas, fui a Community Education y la clase seguia tan aburrida como siempre (tres presentaciones no son suficientes para mantener la atención de Héctor si las ponentes no son visualmente atractivas), al terminar la profesora revisó la lista por última vez. Cuando ya estaba saliendo por la puerta cayó en la cuenta de que yo había faltado tres veces a sus clases cuando el máximo era dos. Muy afectado, le respondí que falté a la última clase de diciembre y la primera de enero porque, como era comprensible, estaba de vuelta en España con la familia mía que tanto tantísimo he echado de menos y que la falta correspondiente al veinte de Noviembre no sabía a qué se debía (claro que me acuerdaba a qué se debía. Fue aquél jueves que, después de British Studies, en un acto de rebelión juvenil o de imprudencia, animado por las palabras de Bárbara, Silvia y MartArancha, decidí saltarme la clase pensando que estaría bien la tarde cuando en realidad me la tiré viendo series encerrado en mi cuarto, como venía siendo costumbre) y la profesora me contestó que lo comprobaría porque era posible, aunque lo dijo en un tono de voz que delataba su total improbabilidad, que era posible que hubiese cometido un error. Espero que la mujer ésa no me tenga en cuenta aquella hora y media que no asistí a su clase, o de lo contrario son cuatro créditos que se me irán a la mierda.

Bueno, voy terminando esto que tengo que buscar cosas para el trabajo grupal de Community Education, a ver si asi la profesora me ve responsable y hace la vista gorda al veinte de Noviembre (¡más quisiera!), y todavía tengo que prepararme la mochila para el viaje a Londres de mañana. Ya nos veremos el lunes que viene, navegantes.