Bueno, pues con esto comienza el último informe de mi estancia en Nueva York. Han sido seis semanas de no parar y, afortunadamente, esta es la última, que ya le tenía ganas, caray.
El lunes a las nueve de la maána ya estaba de pie, de camino al Empire State, que como la academia tienen una sede en la planta 63 habíamos pensado entrar a ver las vistas con la excusa de que éramos estudiantes de camino a la escuela. Bien es cierto que la planta 83 no es igual que la azotea (que está en la ochenta y algo) pero aun asi las vistas merecieron la pena. Tampoco estuvimos mucho más rato, porque los ordenadores de la escuela estaban libres y nos onectamos a internet. Yo, la verdad, como no tardé nada en mirar mis cosas, lo dejé y me puse a dar una vuelta para ver cómo eran por alli las clases.Madre mía que nivelazo que gastan los de Kaplan en el Empire State: clases de diez personas, en corro en vez de filas y columnas, ventanales descomunales para ver la city (en Midtown no hay clases con ventanas), paredes acristaladas para ver la clase desde el pasillo y,ultimo pero no por ello menos importante, muchas chicas macizas, muchas más que en mi escuela. Tras aquello Emi se fue a mirar no se qué mientras yo ayudadba a Andrea a traducir lo que quería decir en una joyería para comprar regalos a su madre. Luego nos fuimos a comer y deprisa y corriendo a la escuela donde llegué un pelin tarde. En clase cada vez hacemos menos. El canadiense que entró conmigo la primera semana y el liechesteno hemos hecho piña y nos pasamos las clases de cháchara. la profesora insite en que le recordamos a los alumnos que suele tener a lo largo del año, cuando enseña en una clase de primaria. Por la tarde, como es habitual, no sabíamos lo que hacer, asi que nos juntamos los de siempre a la salida de la academia para ver a dónde íbamos. La gente quería ir a un club de jazz, pero como era muy pronto nos fuimos al parque a sentarnos al cesped. Nos juntamos una buena panda: cuatro españoles, dos italianos, una francesa, la turca de mi clase y el canadiense, que era la primera vez desde que llegaba que salia con gente de clase. Estuvimos jugando al jungle Speed hasta las siete, que nos pusimos en marcha a una sala de jazz que le recomendó Alicia a Emi. Alli no habia ni dios y era todo de un lujo tremendo que me provocaba alergia. Salimos de alli sin saber qué hacer. De nuevo inetnté salvar la situacion sugiriendo otro club de jaz en Broadway, aunque esta vez el canadiense, la turca, una española y las compañeras de Emi que se unieron después no vinieron. mejor para i, menos gente a la que dirigir. El club de jazz, como era evidente, excedía nuestro presupuesto y como estábamos cansados nos pusimos a jugar al Jungle SPeed de nuevo en una plazoleta. Tras aquello fuimos al foot locker y me compré unas plantillas para las deportivas Levi’s que me había dado Jose, mi compañero de habitación, antes de irse y que me estaba matando de ir caminando sin amortiguación. Tras aquello nos separamos y cada cual a su casa.
El martes por la mañana me levanté relativamente temprano para encontrarme con las muchachas en el Apple Store. Como siempre, revisamos nuestro correo en los ordenadores que tienen de muestra, y luego nos fuimos a Tiffany’s que quería ver si encontraba algo por ahi para mi madre, que aunque sea una tienda cara, como entodos lados, tendrán cosas baratas. Parece ser que lo más barato eran unos pendientes de abuela por 110$, asi que me rendí. Luego otra vez a clase y a la salida, con el tiempo tan bueno que hacía, optamos por ir al Top of the Rock al atardecer, esto es, lo alto del Rockefeller Centre. Pero como aun era pronto y Andrea quería comprar ropa a su hermano en el Soho nos fuimos con ella. Y digo nos fuimos con ella porque al final nos juntamos ocho personas y, claro, asi no habia quien mirara ropa porque avanzábamos muy lento. A pesar de todo Andrea siguió ncomprando. A una hora y media de la que habíamops acrodado para ir al rascacielos nos dimos cuenta de que ninguno se había traido la cámara de fotos. Asi que se volvieron cagando leches a la residencia de Andrea, dejando al resto que nos las apñáramos. Los italianos se quedaron mirando trapos y yo me quedé con el canadiense, la turca y la francesa sin saber qué hacer. Habia hambre porlo que tuvimos que priorizar. Lo solucionamos con unas coca-colas de camino al rockefeller centre, y la turca se fue a su casa. Se suponía que encontraríamos a ANdrea, a Emi y a un ruso de mi clase en las puertas del rascacioelos, pero nada. Emi y Andrea no tardaron en aparecer y nos metimos enseguida para adentro. Lo mejor de toda la visita a la azotea fue el viaje. El resto decepcionante. Calculamos mal el tiempo, queríamos subir al atardecer para ver la puesta del sol, pero entre las tres filas que nos tuvimos que tragar el sol ya se habia puesto y lo unico que habia para consolarnos era ver el gigantesco cuadrado negro que representaba central park desde la azotea, imposible distinguir nada de noche. Queria ir al Rockefeller tambien para comparar el edificio Chrysler y el Empire State, pero la mierda del edificio de MetLife tapaba un cacho del Chrysler asi que nada. De Times Square solo llegaban las luces reflejadas en lso edificios, como un incendio en medio de los edificios. Las Torres Trump parecían estar fusionadas y desde el otro lado del parque central, en HArlem, se podia percibir como los semáforos de Lenox Avenue se ponian todos rojos o verdes al mismo tiempo. Poco más hicimos depués de aquello. Bajamos del edificio y nos separamos. Subi hasta la residecnia acompañado por la francesa, que hasta ni le importó esperar a que me comprara la cena en un SubWay. Una vez en mi cuarto me puse a cenar viendo South PArk on-line como me recomedó el canadiense, auqneu algo le psasa a mi ordenandor que el explorador de internet se me apaga cada dos por tres y tengo que estar iniciando el programa a cada rato.
A primera hora (es decir las nueve de la mañana) sali disparado hacia la academia, que como el viernes terminaban mis clases tenia que hacer un examen de salida para ver mi «avance» en estas seis semanas. Coñazo de examen. Al menos el liechesteno también estaba y nos echamos unas risas con las preguntas WTF? que nos aparecian en el examen. Luego me fui a comer a un Sbarro, una especie de deli italiano bastante carete, conAndrea y Emi, haciendo tiempo hasta las clases. Volvimos clase y salimos de clase y, como siempre nos reunimos todos a las salida a ver cual era el plan para la noche. Cada cual se buscaría las habas por la atrde pero a las once habia que estar en mi residencia para salir marchando a un bar de copas.Se paso la tarde visitando Midtown Comics y Forbidden planet (una vez más no pude evitar que mi equipaje aumentara con comics). Y me fui a casa a pasar la tarde con calma viendo capitulos de south park en la medida que m lo permitia el ordenador. A las once me bajé a encontrarme con la gente que empezaba con el calentamiento de alcohol en los laterales de la entradilla de la residencia. Tras más de tres cuarto sde hora estabamos todos pero ninguno nos decidíamos a ponernos en marcha, hasta que, de algun modo, la policia se presentó en el lugar y tuvimos que deshacernos del alcohol porque por aqui lo de beber en la calle se lo toman muy a pecho. Asi que desalojamos y tiramos avenida abajo. El McRivers estaba pues como la semana pasada, a timbote. Por fortuna había más rubias que de costumbre, lo cual simepre es una alegría (para la vista, porque para lo demás de poco me sirve). Ahí se pasó el rato. Me encontré con una polaca que se habia cambiado al turno de mañana que estaba con sus amigas españolas, un poco mayores, una de las cuales se me pegaba mucho para hablar y no estaba yo convencido del todo de que fuese a llegar a ninguna parte con ella. Avanzada la noche conseguí armarme de valor para acercarme a bailar con una valquiria, la mujer más guapa a la que me he podido acercarme. Alta, rubia, delgada, con ojos claros, pelo liso, no muchas tetas pero bien proporcionada. Con timidez me pegué lo justo para poder ser capaz de rodear su cintura con mi mano. El mejor momento de la noche. Luego no fui capaz de leer más y cuando llegó un tio que habia tenido a su lado durante mucho rato me dio la sensacion de que perdia interés, asi que se fue. Como vino se fue. Enjuto y su interné. Y asi me quedé yo, solico y con la discoteca llena mayormente de tios. Localicé a dos españolas (creo porque hablaban castellano con soltura) que reconocí de la fiesta de la semana pasada y me puse a hablar con ellas. Con una hasta me acerqué como con la valquiria, pero no era lo mismo y notando que lo notaba me separé y, tras mantener un rato el tipo me decidí salir afuera. De Emi y ANdrea hacia rato que no sabia nada y con razón. Estaban fuera, que a Emi le habia dado un bajon (sorprendente porque no bebio mucho) el caso es que apenas llegué Andrea se la llevó a lo oscuro a devolver sin mediar palabra. Hice algo de tiempo despidiéndome de la gente, esperando que regresaran para preguntarles si me llevaba a Emi a la residecnia e impedir que regresara sola hasta Brooklin, pero como tardaban en volver me fui solo.
El jueves salia de la residencia hacia clase cuando me encontré con una española llamada Laura, que se iba con uno de los italianos y una turca, creo, a desayunar. Yo no habia tomado nada y pensaba comerme un Chicken Over Rice frente a la academia, pero me fui con ellos con la idea de tomarme un brunch con ellos. Y en una cafetería del Upper East Side que comimos, eso si, se noto que era del Upper East Side, el chicken over rice que pensaba comerme por cino dólares se convirtió en un sandwich de pollo y hortalizas con coca-cola de quince dólares. Ya llegaba tarde a clase asi que con calma me meti en el metro rumbo a la academia. SIempre podría decir que me habia quedado dormido. La clase se paso aburrida hasta que, como forma de cerrar la semana porque se iba la profesora, se sugirió que hicéramos algo parecido al karaoke de hace tres semanas. Una representacion de un debate político no es lo mismo pero mejor era que estar pendiente del libro de gramática todo el rato. No nos dio tiempo ni a acabar el guión, se acabó la clase y nos faltó tiempom para salir. Como pasaba de esperar a que la gente se decidiera en que ibana hacer por la tarde o la noche, le dije a Emi que me avisara de lo que fuese, que me iba con el canadiense a ver la Nintendo Store (un asco, no vayais es solo pokemon, es solo para crios y que los padres vean lo inofensivos que son los juegos de la wii, que no se vea el resident evil, el red steel, el house of dead, manhunt ni otros titulos) y la MBC store donde compré unos recuerdos para las gentes que tengo en alta estima, mis allegados. Luego vagamos hasta acabar frente a la catedral de San Patricio, donde no habia entrado aun, asi que allá que nos metimos, pasando la tarde. Luego buscamos un sitio para cenar (y eso que seria las siete o asi) y nos acercamos por los alrededores de Times Square. Comiendome una hamburguesa estaba cuando Andrea me envio un mensaje diciendo que nos encotráramos en Prospect Park a las nueve (yo me hacia a la idea de que era Bryan PArk). Lo que me jodio darme cuenta de que me tenia que ir al culo de nueva york, pero bueno, era mejor que quedarme en la habitación. El canadiense me sugirió que me fuera a tomar unas cervezas a su casa y a jugar a la Xbox pero como me insitió en que me fuera con mis amigas asumí que tampoco le hacia mucha ilusión tenerme toda la tarde al lado. ASi que me despedi de el y tiré hacia el metro. Llegué muy temprano a Prospect PArk y me puse a leer hasta que llegó Emi, donde estuve contando brevemente lo que habia hecho, hasta que llegó Andrea y volvi a ser un cero a la izquierda (sus conversaciones rara vez se alejaban de alguno de sus numerosos familiares). Caminamos cuatro calles hata entrar en un McDonalds donde tomamos algo (yo poco habida cuenta de que acabaa de tomarme un McMenu entre pecho y espalda) hasta que nos echaron porque ibana cerrar. Volvimos al metro y nos depedimos tras varios intentos y es que ANdrea no suelta hebra cuando pincha el disco. El viaje se pasó tranquilamente leyendo. Y en casa, como siempre encendi el ordenador y, tras reiniciar el navegador mogollón de veces hasta que no se colgo más, revisé mi correo, el blog de Chuse (que he visto que me ha desenlazado) y me puse a escribir el informe semanal. SOn las dos de la madrugada, asi que, si me disculpais, voy a cortar y ya sigo mañana.
La mañana del viernes se pasó sin pena ni gloria, o eso es lo que recuerdo. Fui a clase, ensayamos el debate de Obama y la salud pública, lo grabamos en video y, como no solo era mi ultimo dia, sino tambien el de la profesora, nos hicimos fotos y estuvimos jugando al Tabú. Tras aquello, yo andaba con hambre y me fui con la turca de mi clase y sus amigos turcos, el liechesteno, el ruso y el alemán a un restaurante turco de Times Square donde nos pusimos las botas por poco ya que hablaron el turco con el propietario y les hicieron un descuentillo. Desde allí me fui corriendo a la residencia, a cambiarme y a bajar hasta la calle 34 donde Andrea, Emi, sus compañeras de casa y unos italianos iban a cenar en un restaurante peruano para despedirse (y, despues de lo del turco, no tenia estómago para más). Tras aquello, les dejé con el postre porque iba justo de tiempo para regresar a la residencia, donde habia quedado con mis compañeros de clase que fueron al restaurante turco, paras alir de marcha Ni idea de adonde ir y el canadiense era menorde 21 asi que estuvimos dandole vueltas durante más de media hora para que, despues de decidirnos, el canadiense regresara a su piso tras despedirse. Yo le entiendo, su padre trabaja para una agencia gubernamental de Canda en los Estates y si a el le pillan en un bar siendo menor, a su padre se le cae el pelo. Total, que fuimos a un sitio donde un negro de Martinica que acabábamos de conocer habia quedado con sus amigos. Resulto que ése era el mismo sitio a donde ANdrea, Emi, ños italianos y elr esto querían ir, pero habia mucha cola y dos de los que venian con nostros llevaban camiseta y no les dejaban pasar. Nos atravesamos todo Manhattan a pie en buscando la zona de Pink Elephant y Marquee, por sonde sabiamos que habia clubes.Todos estaban hasta arriba y en el caso de que pudiéramos entrar habia que pagar.Estuvimos dando vueltas por ésas calles, pero solo habia entrada gratis en los sitios donde los únicos blanco seríamos los tres que íbamos, no me malinterpreteis, no tengo nada en contra d los afroamericanos pero es que no puedo evitar sentirme nervioso, como cuando me meto al agua en coney island y todos los de mi alrededor son sudamericanos. Yo ya habia tirado la toalla cuando encontramos uno llamado Glass donde pasamos sin problemas. El alemán con el que íbamos nos invitó a cerveza. Alli estuve como una buena media hora, balanceando el cuerpo sin hacer nada, porque habia más bien pocas chicas. Por fortuna llegóa un grupo donde habia una más bien bajita, morena con ojos azules a la que aproveché para acercarme cuando estaban poniendo una canción muy conocida y andaba con la guardia baja. Para ser la primera vez que entraba a una chica he de decir que no fue muy sensato ir tan rápido. Tras un poco de balanceo preliminar en el que me concentré en separarla de su grupo de amigas poniéndome en el medio, pasé las manos por su cintura, luego intenté arrimarme más mientras la otra no dejaba de sonreirme y mirarme fijamente. Como solo cabia una interpretación estiré el cuello a ver qué pasaba pero la moza utilizó la bien concida técnica de «el búho» y asi sucedió las otras tres veces que lo inenté, finalmente me ijo que no, que era muy mono pero que no, intenté seguirla el ritmo pero ya se la notaba que intentaba encaminar su baile hacia el grupo de amigas. Me interpuse un par de veces más, solo para hacerla ver que no la iba a dejar marchar tan fácilmente, aunque ya sabía que la batalla estaba perdida. Asi que me aparté y me entretuve con el muchacho ruso que estaba bailando como un negro que andaba en el patio y los dos se enajenaban el uno al otro. Luego me fijé en un rubia super escotada que estaba bailando sola y me acerqué. Otra vez lo mismo de antes, demsiado rápido. Aqui ya habia algo que no me cuadraba porque la muchacha no dejaba de alejarse sin dejar de mirarme. Como no sabía qué hacer y seguirla era un poco absurdo me detuve a ver si ella se me acercaba o algo. Pero solo se quedaba quieta mirándome. Asi que tras acercarme una última vez me di la vuelta y seguí a mi rollo. Al poco rato la vi con un negro, que debia ser su novio o algo, asi que tenía sentido que no me dejase acercarme. Poco rato más estuve después de eso. Mantuve el tipo unos minutos y me despedi del ruso y del alemán, que a las diez del sábado tenía que vaciar el cuarto. Tardé mi buena hora en llegar a la residencia porque el metro estab de reparaciones, y lo primero que hice fue calntarme unos ongelados al microondas, que si no me los tamaba entonces con el hambre que tenia ya mañana no tendría tiempo. El taiwanés ni se enteró de que estaba en el cuerto.
A las nueve del día siguiente el chino y yo ya estábamos de pie, ultimando detalles antes de largarnos. Nos hicimos unas fotos y dejé mis maletas en la habitación de Ana, una española que me iba a dejar pasar la noche hasta el domingo. Se suponía que iríamos a Coney Island con otro amigo italiano y su compñera de cuarto francesa pero estuvimos esperando y se nos pasó la mañana. Al final a las dos nos pusimos en marcha y cuando llegamos a Coney Island lo primero que hicimos fue comer en Nathan’s (joder, que ricas están las hamburguesas de ahi). Luego buscamos un sitio en la arena y alli que nos tumbamos. El italiano se quedó frito el primero y le podias verse mover de vez en cuando como un cachorrillo que mueve las patas porque sueña que está corriendo. Tomamos el sol ni se sabe, y Ana y yo nos atrevimos a meyternos en el agua, aun a sabiendas de los fría que estaba. Luego, sobre las seis y media de la tarde, nos pusinmos a caminar por la feria, viendo los carteles de los Freak Shows y regresamos por metro hasta la residencia. Nos duchamos y nos quitamos la mugre de la playa y salimos a cenar a la pizzeria de al lado de las residencia, antes de irnos a un bar a tomar una guines y jugar a los dardos. Poca marcha llevábamos a pesar de haber estado tumbados al sol toda la tarde. A poco de pasada la medianoche nos volvimos a la residencia a dormir.
A las ocho y media del domingo ya estaba de pie mientras Ana y la francesa dormían. Bajé a la recepción y dejé la maleta para poder salir a desayunar algo, lo único que había a esas horas más cercano era un puesto de fruta asi que a pesar de que no me llenó del todo, me tomé dos plátanos y una manzana. Esperé delante de la reidencia con las maletas a la furgoneta shuttle que me llevría al aeropuerto, pero no aparecía. Regresé adentro de la residencia con la intención de ver a qué hora me decía el correo que me recogerían y, en cuanto me asomé a la puerta allí etaba la furgoneta. Asi que me subía y aquello se puso en marcha. Era el segundo que recogían. Antes que yo solo había una mujer de europa del este con una delantera que me quitaba el hipo porque cada vez que pasabamos por un bache le temblaban como si fueran flanes (suspiro). Lo demás es breve, recogieron a los otros seis pasajero y nos soltaron en el aeropuerto de NewArk. Esperé yendo al baño y comiendo en un McDonalds a que abrieran el mostrador de Lufthansa para dejar la maleta y pasé a dentro a seguir esperando. La sala de embarque empezó a llenarse de bellezas eslavas y tuve dificultades para seguir leyendo el comic de Street Fighter que tenía entre manos. Luego subimos al avión y, que faena, me tocó al lado de un judío ortodoxo. Al parecer él y los otros 23 miembros de su familia iban a una boda en Budapest y les habian tocado todos los asientos a mi alrededor. Intenté mantener el tipo, relajarme, ya sabes, porque pueden leerte la mente y lanzarte una maldición de judío si piensas en cosas impuras. El tio se puso a hablar con el azafato y, eventualmente, yo también acabe envuelto en la conversación. Como pude mantuve la conversación y, en cuanto nos interrumpió uno de sus familiares judíos, me puse a ver una película. Tres películas seguidas me vi, entre medias se congregaron delante de mi todos con sus sombreros, sus gabardinas negras y sus tirabuzones y se pusieron abalancearse (ya se sabe, las cosas del rezo son lo que tienen, pero no veas que mal rollo). Para entonces ya llegábamos a Dusseldorf y tenia que desconectar la pantalla. Como no podíamos aterrizar en alemania hasta después de las seis de la mañana, el avión aminoró y el judió volvio a darme conversación, lo tipico: la diferencias entre Nueva York y madrid, que qué estaba estudiando, que si me iba a casar (joder pues no tiene fe ni nada) y, en fin, ésas conversaciones de metomentodo de las cuales solo creía capaces a las peluqueras pero que, aparentemente, los judíos también son capaces de hacer ¡es que juegan con ventaja! ¿quien el mentiría a un judío? ¡pueden leerte la mente y maldecirte! Por lo menos no les volví a ver cuando bajé del aviuón. Eso sí, llevaba el tiempo justo para coger el vuelo de enlace a MAdrid y el hecho de que me hicieran pasar todo de nuevo por los rayos x no me ayudó mucho. llegué a la puerta de embarque apurado de tiempo, pero como lo vi todo muy calmado decidi pasar al baño. Cuando estaba punto de ponerme a la tarea me llamron por megafonía. Todavía faltábamos cinco pasajeros para embarcar. El resto del vuelo se pasó en un suspiro, aproveché todo lo que no pude dormir por el mal rollo que me daban los judíos. Cuando desperté ya estab en España.
Este viaje al nuevo mundo me ha servido para visitar todos los lugares frikis de la Gran Manzana que he visto en series, películas y comics. También he conseguido conocer a mucha gente interesante de varias partes. He intentado poner en práctica lo aprendido en Varsovia (con penosos resultados, la verdad). Y una última cosa, he podido disfrutar de una ciudad como nunca antes he hecho, sin dejar de sorprenderme de la cantidad de tias pechugonas que caminan por sus calles. El ser humano es increíble.
Bueno, esto es todo. A más ver.